Caché

Del porqué Caché sólo era posible en formato de Alta definición

Por Víctor Cubillos Puelma

 
 

Varios son los temas que aborda Caché: la culpa, la familia, la (des)memoria y sobretodo la confusa realidad que generan las imágenes del mundo que vemos en televisión. El siguiente artículo pretende profundizar este último aspecto, para mí el más sutil e importante de esta película.

La última película del director austriaco Michael Haneke, Caché (2005), fue grabada en video de Alta Definición (AD). Como ninguna otra obra realizada hasta la fecha en este formato, tematiza entre otros, el carácter confuso, aparentemente real pero finalmente distanciador de las imágenes en los medios de comunicación occidentales (el cine y la televisión), de principios de siglo 21.

De manera explícita, es decir, a través de su historia, de lo que se narra, Caché aborda la confrontación de un padre de familia, Georges, (Daniel Auteil) con su pasado. Este “escarbar en los recuerdos no deseados” es detonado por una sucesión de videos anónimos que la familia comienza a recibir, y que no muestran otra cosa que lugares comunes: la fachada de su casa y ellos saliendo a trabajar, calles desde el parabrisas de un automóvil y un recorrido largo por el pasillo de algún edificio. Los videos despiertan los recuerdos de Georges y lo hacen confrontarse con un pasado del cual se siente exculpado: cuando niño, pidió a sus padres no adoptar al hijo de sus empleados argelinos, tras haber muerto éstos durante un incidente contra la policía en París. Basado en hechos reales (en octubre de 1961, inmigrantes argelinos protestaron en las calles por un toque de queda y fueron literalmente aplastados por las fuerzas de seguridad. En un principio, el estado habló de 2 fallecidos cuando en verdad habían sido cerca de 400), el tema de la desmemoria generalizada fue interpretado por los medios como la materia prima de Caché , en desmedro de un análisis profundo sobre, lo que a mi juicio, es el tema principal de la película: la desmesurada credibilidad e importancia que la sociedad occidental da a las imágenes mediáticas hoy en día. De manera implícita, Caché nos hace cómplices de lo que vemos, de esas imágenes anónimas que no sólo inundan la conciencia de Georges, sino también la de los espectadores.

Sólo apta en Alta Definición

Introducida la historia de manera fugaz, me referiré ahora al porqué Caché se transforma en, me aventuro en decir, la primera película en donde su historia no podría haber sido narrada sino en el formato en la cual fue rodada: la Alta definición. Haneke ha dicho:

La manipulación en los medios es constante. Incluso las imágenes de “realidad televisiva” están manipuladas. Hoy en día nos acosan con imágenes que confundimos con la realidad y eso es peligroso, porque perdemos la referencia del mundo real, la única válida (…) Los medios contribuyen peligrosamente a una confusa noción de que cada vez sabemos más y en un ambiente de inmediatez cuando en realidad es que no sabemos nada de nada.  [1]

La tecnología de Alta Definición es la que más se asemeja a la calidad del formato celuloide 35mm. Sin embargo, aún no es perfecta y deja entrever muchos artefactos propios del video. Además, a nivel mundial será el formato de televisión a estandarizarse dentro de los próximos 10 años. Las noticias, por ejemplo, las veremos como se ve hoy  Caché.

La primera imagen a la que asistimos en Caché es la fachada de una casa. En seguida notamos que se trata de una imagen grabada en Alta Definición: colores muy vivos, contornos demasiados nítidos y en formato 16:9. Se ven autos pasar, se escuchan los motores y algunos pajaritos. Es la imagen directa de esa casa, no una grabada de una pantalla de televisión. Cuando Georges sale de casa, escuchamos por primera vez unas voces preocupadas: “Mira, ahí estás tu” dice ella. A continuación, se nos da a entender que ellos están viendo los hechos en su televisor, pues asistimos a una primera intervención de la imagen: Georges retrocede y en la pantalla vemos las típicas líneas horizontales que aparecen al retroceder una cinta de VHS. En esta escena, lo que para muchos pudo haber pasado inadvertido, para otros resume la dirección que tomará el filme: no creas lo que estás viendo. ¿Por qué? Muy sencillo: la imagen que acabamos de ver, como dije intencionalmente tan nítida y viva, no fue grabada en video estándar sino que en AD. Lo curioso es que al retroceder imágenes grabadas en formato digital, las líneas horizontales antes mencionadas desaparecen, alcanzándose a ver apenas uno que otro píxel en la imagen. Así, resulta inverosímil que una imagen de esa calidad presente esos artefactos tan propios del VHS. Llegamos entonces a la conclusión de que Haneke introdujo estas líneas intencionalmente con algún efecto en posproducción para darnos a entender, que esa “realidad” grabada “anónimamente”, se verá igual y que tendría exactamente la misma calidad (y por lo tanto la misma validez) de imagen que la historia a seguir, con Auteil y Binoche frente a la cámara. De hecho, no hay diferencia estética entre como se ve la película (los diálogos, las escenas actuadas) y las imágenes misteriosas (la fachada, las calles, un edificio) grabadas por un “extraño”. Desde este punto de vista estético, las imágenes supuestamente anónimas y amenazantes no se ven diferentes a las imágenes de la historia relatada. Para que se entienda: si Haneke hubiese tenido la intención de hacernos creer que en verdad alguien se escondía detrás de esas imágenes anónimas, pues nos las habría mostrado en otra definición, seguramente en video 8 y en formato 4:3. Así, hubiese existido diferencia estética entre una imagen y la otra. Al no hacerlo, hace que estas imágenes anónimas aparezcan una y otra vez como parte del filme, confundiéndose con las pertinentes a la narración convencional de la historia, dejando así la interrogante abierta: ¿debo creer todo lo que veo, por más real que parezca? ¿Existe en verdad un extraño detrás de esas imágenes? La respuesta es para mí muy clara: no existe otro culpable que nosotros mismos, los espectadores. Por ser terriblemente ingenuos y darle credibilidad a todo lo que se nos pone delante, incluidas las personas que se culpan en este mismo film y que nada tienen que ver con las imágenes que recibe semanalmente Georges. Michael Haneke crea con Caché una todo dialéctico sobre la naturaleza del medio y el origen de las imágenes. Logra, como pocos, hacer que la cámara se haga invisible, (Georges se pregunta ingenuamente como no la vio al pasar al lado de ésta) y consigue que el espectador reflexione y decodifique, por una parte la narración y por la otra, la veracidad de las imágenes que se le presentan.

Víctor Cubillos Puelma es Licenciado en comunicación social y periodista. Actualmente concluye un estudio de Magíster Artium sobre Teoría del Cine en la Universidad Libre de Berlín, Alemania.

email:  cubillosvic@hotmail.com

[1] Entrevista a Michael Haneke , realizada por Beatrice Sartori en:

 

 
Como citar:
Cubillos, V. (2005). Caché, laFuga, 1. [Fecha de consulta: 2024-10-04] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/cache/125