Cuadernos de Alicia más que un libro es un objeto. Su forma externa es la de una caja de cartón corrugado cuya invitación es a abrirla con curiosidad. Cuadernos de Alicia más que un libro es también un juguete, a la manera que lo son los mismos juguetes ópticos que uno de sus cuadernos (son tres) enseña a construir y a utilizar: aperturas a un mundo por imaginar. David Oubiña nos recuerda que este tipo particular de juguetes fueron llamados “filosóficos”, por su capacidad para despertar pensamiento a través de la manipulación lúdica de sus opciones y Giorgio Agamben, en su estudio sobre la infancia, señala que el juguete altera y destruye el tiempo del calendario para hacer aparecer lo histórico en toda su potencia. Podríamos decir que los talleres de Alicia Vega se aproximaron al cine como un juego, con toda la seriedad que ello implica.
La publicación de este cuaderno múltiple obedece a la intención por resaltar y difundir el trabajo que Alicia Vega ha venido realizando con sus talleres de cine para niños por ya 30 años. El último de ellos se ejecutó en 2017 y la Fundación que lleva el nombre de la cineasta e investigadora (creada además ese mismo año) puso en circulación este material valioso, para que su legado pueda seguir replicándose libremente en distintas experiencias infantiles/escolares. La forma aquí es importante, como lo es en el cine y en todo arte: los textos fueron redactados a mano por la misma Alicia con una letra caligráfica que nos recuerdan nuestro propio paso por las aulas escolares y luego impresos en libretas que imitan también los antiguos cuadernos de un color con espiral metálico a un lado que se usaban masivamente en las escuelas. Los cuadernos se hacen cargo de distintos aspectos de los talleres: “el lenguaje del cine” (azul), “las películas” (verde), “doce juegos” (rojo). “Como se sabe, nadie puede pretender a enseñar, a secas, a ver películas y mucho menos a realizarlas, porque simplemente ello no depende de reglas”, leemos en el inicio del cuaderno azul. La noción de pedagogía que estas libretas contienen, y que proviene de la aproximación a la educación que también encarnaron los talleres, es una que no presupone un conocimiento previo que simplemente se traspasa entre educadores y alumnxs, sino que, a la manera del maestro ignorante que define Jacques Rancière, presupone un encuentro de inteligencias donde la del maestro solamente se pone al servicio del florecimiento de la de sus estudiantes.
Cada cuaderno viene acompañado de una presentación de la publicación por parte de la Fundación Alicia Vega, a cargo de Tehani Staiger, su directora ejecutiva, quien destaca la importancia que tiene para ellxs el que los materiales que componen los cuadernos puedan circular y ponerse en práctica en diversos rincones del país. En cada uno se incluyen también las palabras introductorias de figuras del ámbito cultural, como Diamela Eltit o Ignacio Agüero, quien además es miembro del directorio de la fundación. Este último, una de cuyas películas más importantes fuera la documentación de la versión del taller realizada en la comuna de Lo Hermida a fines de la década del ochenta, señala en las reflexiones que dan inicio al cuaderno verde: “Ver películas, para cualquiera, es una experiencia riquísima de conocimiento del mundo y autoformación. También es una experiencia de creación cuando se sigue la forma en que un autor va haciendo su película (…) Esto ocurre siempre al ver una película. Por lo tanto cuesta entender que no exista una política de cine en las escuelas, pues es desaprovechar un tesoro vivo que está a la mano”. Este libro que es muchos libros, no es sólo la posibilidad de poner en práctica una versión siempre nueva y única de los talleres, sino que también una declaración de principios y una demanda respecto de las políticas educacionales y sus opciones de transformación incluso desde acciones muy concretas y en apariencia pequeñas.
La mirada de Eltit se incluye en todos los cuadernos, invitándonos a recorrer con ella una perspectiva general de la publicación (lxs demás presentadores se hacen cargo cada unx de uno de los colores). Su visión resalta el salto que Vega emprende para sortear los límites de la academia y desarrollar su trabajo más ligada al compromiso social y al diálogo horizontal con los territorios. La Premio Nacional describe la experiencia de los talleres como “un proyecto liberador que imprimió signos y símbolos inesperados y urgente en paisajes marcados por la carencia”. En general los textos introductorios nos ayudan a situar los materiales no sólo como oportunidades valiosísimas de llevar el cine a las aulas, sino que también resaltan, desde énfasis diversos, de qué manera el arte cinematográfico no se limita a la realización y exhibición de películas sino que es una particular lectura acerca del mundo que se actualiza cuando ocurre un encuentro situado en torno a él. Me atrevería a decir que los talleres de Alicia Vega han relevado las potencialidades del cine como un arte expandido que tiene implicancias sociales y culturales enormes, y por ello su figura es la de una cineasta en el sentido más amplio y potente de la palabra.
En 2012 la editorial Ocho Libros publicó la primera edición de Taller de cine para niños, un libro que resumía la realización de los talleres por más de dos décadas en ese entonces y ponía a disposición distintos documentos que nos permitían acceder en parte a su historia y motivaciones. Esta nueva publicación es un salto cualitativo hacia la difusión de los talleres ya no sólo como un relato sino que como la invitación a darle nueva vida a través de otras adaptaciones del taller, junto al material que ahora se ofrece como punto de partida de un viaje personal y colectivo por el universo de las imágenes en movimiento.
Donoso, C. (2022). Cuadernos de Alicia, laFuga, 26. [Fecha de consulta: 2024-11-10] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/cuadernos-de-alicia/1127