El que baila pasa

Volver a ser chileno

Por Ismael Morales

Biografía +

Director audiovisual UC. Actualmente forma parte del grupo de investigación Figuraciones del capitaloceno en el cine hispanoamericano (Fondecyt Regular). 


Director: Carlos Araya Año: 2023 País: Chile

 
 

El que baila pasa es el segundo largometraje documental del director Carlos Araya Díaz. En su anterior trabajo, El viaje espacial, la observación de diversos paraderos de micros a lo largo de Chile, daba luces de una búsqueda personal en su intento por retratar un país a través de su diversidad. Estrenado cuatro años después en el Festival Internacional de Cine de Jeonju, El que baila pasa, largometraje ganador de importantes premios en FICValdivia y FICViña, se presenta como una amalgama de puntos de vista unificados en una mirada extraña y fantasmal, que busca regresar al más allá mientras vaga a través de un Chile convulsionado por las protestas sociales.

Es inevitable mencionar el hecho de que la película está grabada en su totalidad en formato vertical, emulando el lenguaje de redes sociales, un lenguaje íntimo y limitado a la vez, que ocupa solo una pequeña proporción del espacio ofrecido por la pantalla de proyección cinematográfica, pero que nos lleva a lugares a los que una cámara de cine tradicional no tiene acceso. Sin ir más lejos, Malqueridas, dirigida por Tana Gilbert, otra de las películas premiadas en la edición número 30 del FICValdivia, opta por el formato vertical para construir un relato coral unificado en torno a la vida de las madres privadas de libertad en las cárceles de Chile. Una tendencia que, tomando en cuenta cómo ha cambiado la producción y el consumo de medios en Chile y en el mundo, no debiese sorprendernos demasiado.

La película comienza con el regreso de un ser proveniente del más allá, un ser que alguna vez fue chileno, y que atraído por los últimos eventos sociopolíticos, decide reencarnar en un conserje que se pasa el día soñando con el estallido social. Lejos de seguir una narrativa tradicional, el director se encarga de difuminar la línea divisoria entre ficción y documental, al reunir y filtrar material de archivo proveniente de diversas fuentes vinculadas a las redes sociales, en su mayoría anónimas, para así, reconstruir el período que abarca desde el comienzo del Estallido Social en 2019, hasta el plebiscito por una nueva constitución, en el cual la opción “rechazo” resultó ganadora. El hilo conductor a través de estos materiales, son las reflexiones del fantasma, el cual no tarda en darse cuenta de que ser chileno no es tarea fácil. Comienza así un viaje de ida y vuelta entre la tragedia y el absurdo, entre la ilusión de un proceso y su fracaso, pero sobre todo, entre los sueños y la vigilia.

Es justamente en la eterna contradicción entre deseo y realidad, en el enorme abismo que se abre entre nuestras expectativas y aquello que finalmente ocurre,  donde encontramos uno de los puntos más fuertes de esta película. El contraste entre los miles de manifestantes reunidos en las calles de Santiago centro mientras cantan al unísono “Chile despertó”, con el resultado final de la votación respecto a una nueva constitución, nos invita a pensar en si el Estallido Social fue un momento de lucidez dentro de la ensoñación capitalista, o más bien un breve sueño político que terminó de manera abrupta con la victoria del rechazo. 

Sueño político para algunos, pesadilla para otros, los registros muestran un país dividido en torno a cuestiones sociopolíticas que escapan a cualquier intento por simplificarlas. Esta es una película de contrastes y contradicciones que se suceden entre sí una y otra vez; en una especie de discurso presidencial unificado, el expresidente Sebastián Piñera asegura haber escuchado la voz del pueblo, y que por cierto, la seguirá escuchando. La profunda grieta que divide a ricos y pobres en Chile, queda al descubierto con registros de manifestaciones que parecen escapar de su espacio predilecto, trasladándose al sector precordillerano, donde al parecer, la bandera mapuche no pertenece. El himno de Carabineros de Chile convertido en canción feminista da la vuelta al mundo, la estatua del “Perro Matapacos” amanece calcinada en plena zona cero, el horror de los ojos mutilados por los perdigones de la represión estatal y la posibilidad de seguir tu camino solo a cambio de un baile.

Nuestro fantasma, agobiado por esta nueva realidad, acude en busca de ayuda. Afortunadamente para él, no está solo, otros encarnados han vuelto a Chile para presenciar este momento histórico. Así, conocidos de una vida pasada lo derivan a un “doctor de fantasmas”, quien prescribe un peculiar tratamiento: para que cuerpo y alma vuelvan a encontrarse, el protagonista debe observar, sin pestañear, una serie de imágenes hasta el final. Esta experiencia, dice el doctor, lo ayudará a recordar lo que significa ser chileno. A cuatro años del Estallido Social, Carlos Araya Díaz nos invita a sentarnos frente a una amalgama de imágenes y voces que reflejan la complejidad de ese momento histórico. A ratos confusa y agobiante, puede que esta intrincada narración sea justamente un recordatorio de las interminables y profundas contradicciones que implica formar parte de este angosto y largo país.

 

 
Como citar:
Morales, I. (2024). El que baila pasa, laFuga, 28. [Fecha de consulta: 2025-02-19] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/el-que-baila-pasa/1209