Esta película francesa es ante todo un relato árabe de sus vidas segregadas. Elaborada a partir de los conflictos de un grupo de jóvenes musulmanes dentro un barrio marginal parisino, tiene una trama que aparenta ser muy simple: la tensa relación que surge entre estos adolescentes (todos vecinos en un lote de edificios sub urbanos) luego de que uno de ellos, Krimo, rompe con la hermana de su mejor amigo y se enamora de una chica rubia occidental de la que es compañero de clase en la escuela (que a su vez prepara un papel en la obra de teatro que montarán para el acto de fin de año). Sin embargo, logra construir un gran drama social, gracias sobre todo a un riguroso trabajo con los actores y a una detallada planificación no convencional del desarrollo de las escenas, que tienden siempre a extenderse más allá del supuesto cierre lógico que uno espera, logrando materializar una temporalidad que está anclada en el centro de los patrones culturales del mundo árabe. Por su puesto, ambos méritos hablan de un profundo conocimiento de los conflictos representados y son un indiscutible logro del director Abdellatif Kechiche.
La historia deviene en una “disputa profunda” que se traslapa sobre el conflicto que origina Krimo al dejar de estar de novio con la hermana de su amigo y comenzar a flirtear con Lydia, esta chica occidental inmersa en el barrio árabe. A partir de aquí emerge una suerte de cruce entre “El juego del amor y el azar” (la obra de Marivaux que les ha tocado representar) y la crisis de las relaciones de alianza dentro del cambiante mundo que viven las tradiciones musulmanas. Para decirlo de otro modo, hay una superposición de los parámetros étnico – culturales, por sobre los estamentos de clase. A mi manera de ver Kechiche cuestiona la rigidez del modelo de Marivaux en el que el sujeto se enamora de su “igual” (una inmovilidad de las relaciones matrimoniales en el contexto del mundo prescriptivo de la época feudal), y lo complejiza a partir de los cuestionamientos contemporáneos de jóvenes que se mueven entre el respeto por sus costumbres aprendidas y la generación de vínculos al interior de la sociedad occidental en la que han nacido. Además establece dos paralelos interesantes de conceptualizar: por un lado, la relativa presencia – ausencia de los padres de los chicos musulmanes, que a pesar de estar encarcelados mantienen su influjo a través de los mensajes y consejos que circulan entre sus parientes; segundo, el denigrante papel que cumplen las policías al irrumpir en este cuadro, con la actitud represora y xenófoba que mantienen la distancia de la institucionalidad respecto de estos ghetos marginales (en este caso a raíz del uso de drogas -probablemente hachís-, que son usuales en el mundo árabe).
Con todo, la cinta está lejos de ser una película dramática o trágica, y se acerca mucho más al género de la aguda comedia social, aunque al hacer un paréntesis a uno le queda la sensación de incomodidad por habernos estado riendo a carcajadas de cuestiones para nosotros probablemente graciosas, pero en su contexto quizá bastante serias. Y sin embargo, más allá del humor y la desdicha, cuesta no encariñarse de sobre manera con estos personajes, con sus conflictos internos, hasta con sus disputas explosivas. Queda a la salida esa sensación de tristeza ante un ser querido que se va y que no veremos por un buen tiempo. Un encanto que no se puede eludir.
Título: L’ Esquive
Director: Abdellatif Kechiche
País: Francia
Año: 2004
Lorenzo, S. (2005). L'esquive, laFuga, 1. [Fecha de consulta: 2024-10-15] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/lesquive/206