El libro Taller de Cine para Niños funciona como un registro de las experiencias adquiridas durante 27 años de ejecución del Taller de Cine realizado por Alicia Vega en diferentes poblaciones de Chile, y que se dio inicio en la parroquia Jesús Carpintero de la población Huamachuco de Renca en 1985. Es por esto que el libro se estructura en tres partes que permiten entender en términos más amplios la implicancia tanto práctica como teórica que tiene la elaboración del taller. Donde la primera parte es una descripción de Alicia Vega del proceso de aprendizaje del taller; complementado con imágenes y comentarios de diversos actores; la segunda parte es la Evaluación del Taller de Cine para Niños realizado en La Legua el año 2007, para finalizar con una entrevista a Alicia Vega. Además contiene en la contratapa el documental Cien niños esperando un tren de Ignacio Agüero; el cual relata una de las primeras experiencias de este taller en plena dictadura militar en la población Lo Hermida, comuna de Peñalolén, en 1987.
Alicia Vega es una importante investigadora del cine chileno, el libro Re-visión del Cine Chileno (1979) realizado junto a un equipo de investigadores y cineastas, es una de las primeras investigaciones acuciosas en tanto al análisis del lenguaje cinematográfico del cine chileno de ficción y no ficción realizado hasta los años 70, esto complementado con su larga trayectoria como profesora de Teoría y Apreciación Cinematográfica en la Universidad Católica y la Universidad de Chile, su labor crítica en las revistas Hoy y Mensaje; y, su penúltimo libro publicado Itinerarios del Cine Documental Chileno 1900-1990 (2006). Pero el libro Taller de Cine para Niños (2012) tiene la particularidad de realzar de cierta manera su labor, aunque a la misma Alicia Vega no le parezca, de educadora popular, esto tomado en el sentido clásico de la Educación Popular postulada por Paulo Freire. En este caso el trabajo artístico permite que la persona logre reconocer y reconocerse a través de una experiencia colectiva, donde el aprendizaje no se relaciona directamente con el taller, es decir, el hacer y conocer cine; sino que es una herramienta para que los niños puedan aprender sobre sí mismos y su entorno, a la vez que liberan aquellos contenidos que los problematizan sin represión de lo que emerja en ese espacio, además de poseer contención y afecto.
En la primera parte de libro Alicia Vega entrelaza tres puntos fundamentales del proyecto: La descripción de las actividades prácticas que se realizan progresivamente sesión a sesión en los talleres. Esto en el sentido teórico y de contenido que quiere lograr Alicia Vega con el taller, para que los niños comprendan el porqué de la imagen y el movimiento, el porqué del cine, y el proceso mismo de los talleres, donde algunas anécdotas relevantes van develando cómo se acomodan o amoldan los talleres a la experiencia in situ (la cual también va dando cuenta de un imaginario social y contextual de la realización del proyecto, donde el territorio modifica en algo la metodología, el proceso y los resultados).
Además del texto troncal de Alicia Vega de esta primera parte, existe apoyo visual a través de imágenes de algunos talleres realizados en el transcurso de estos años, actividades realizadas por los niños y pequeñas reflexiones hechas por los niños, los familiares y los ayudantes del taller.
En la segunda parte del libro está el texto original de la Evaluación del Taller de Cine para Niños realizado en La Legua el año 2007, el cual se implementó en la parroquia San Cayetano ubicada en La Legua Nueva y donde participaron niños de La Legua Nueva y Emergencia. El texto escrito a máquina describe diversos detalles que dieron forma al curso, desde los financiamientos recibidos, la contextualización histórica, social y territorial; a la difusión, ejecución, y problemas surgidos durante la iniciativa; hasta los comentarios de niños, padres y abuelos; finalmente los resultados y conclusiones tomadas de esta experiencia.
Entregar un fragmento de las conclusiones realizadas de un taller particular, también nos muestra una parte del registro realizado en los 27 años de ejecución del taller, por lo que también permite entender un proceso que tuvo un trabajo a largo plazo, el cual es riquísimo, ya que vive “al día”, pero con perseverancia y meticulosidad; donde el trabajo colectivo, creativo y popular logrado, poco se ha visibilizado en la historia social y cultural de Chile. Dan ganas de escarbar y analizar todo el rico material histórico que posee Alicia Vega de este taller realizado a lo largo de los años…
La tercera y última parte del texto está contenida por la entrevista realizada por el periodista Álvaro Matus; la cual nos da indicios de cómo nace el proyecto, cuáles son las motivaciones que hacen que siga adelante hasta hoy en día a pesar de la precariedad de recursos; además de mostrar los intereses cinematográficos de Alicia Vega. La entrevista entrega información del Cine Foro; proyecto anterior al Taller de Cine para Niños, dirigido por Alicia Vega y financiado por la Conferencia Episcopal, donde participaban colegios católicos de diversos estratos socio-económicos. La trayectoria presentada en esta parte de la entrevista nos permite comprender la directa vinculación que existe entre el taller y la Iglesia Católica en la intervención territorial.
Otro tema relevante es el sentido que le da Alicia Vega al cine, al cual define como “Un espectáculo colectivo” que nació gracias a los hermanos Lumière, donde la reacción grupal trasciende la propia experiencia. Es ahí donde está puesta su potencia. Lo que espera y pretende Alicia Vega con sus talleres jamás estuvo relacionado con una labor pedagógica, ya que cree que este término es “paternalista”; lo ha hecho por la “diversión… (las ganas de) de pasarlo bien, de entender al otro y a través de eso es que yo me puedo entender mejor con mis vecinos también. Siempre me han preguntado cuántos niños han salido cineastas y yo tengo el agrado en decir que ninguno, porque nunca fue ese el objetivo”.
El texto funciona en cierto sentido como un libro álbum, no solamente en términos literarios, sino también en términos de conservación, ya que tiene un gran apoyo gráfico que consiste en las imágenes de los trabajos realizados por los niños, las fotografías del desarrollo del taller y la diagramación de las tres partes del texto. La primera parte como cuaderno de matemáticas, la segunda como fotocopia de un texto escrito a máquina de escribir y la tercera como cuadernillo de notas de líneas horizontales. Estas hacen que el libro interrelacione constantemente imagen y texto, posea una estética de pastiche, iconográfica, lo que también permite develar su valor de registro documental, de conservación textual y gráfica de una experiencia territorial de los márgenes.
La manufactura del libro simula un trabajo artesanal, puede que representando un poco lo artesanal que ha sido el trabajo en los 27 años del proyecto. El financiamiento, su registro y su implementación estuvieron marcados por la incertidumbre, con lo cual cobra sentido que este tome un lugar de registro escrito en este libro (registro que se realizó por Ignacio Agüero audiovisualmente a los inicios; y que hoy, escrituralment actualiza un proyecto que continuó subterráneo, sin hacer alarde y que emerge para que se pueda observar nuevamente). Entendiendo que esto es un proceso que aún sigue, y que junto con esto siguen existiendo muchos niños en la sala del taller; siguen habiendo niños que nunca han asistido al cine. Ellos siguen impresionándose al comprender la imagen en movimiento con los juguetes ópticos; siguen viviendo muchas veces el hambre y la violencia en sus poblaciones. A 27 años ya se revive año a año un taller que se creía parte de la memoria, del recuerdo, pero que ahora se está gestionando para crear la magia en algún espacio que no la tenga, reivindicando su vigencia e importancia.
de, B. (2012). Taller de cine para niños, laFuga, 14. [Fecha de consulta: 2024-12-13] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/taller-de-cine-para-ninos/550