Da la impresión que Lars von Trier es un cineasta dado -y obsesionado- a las ‘obstrucciones’: cerrarse el paso, impedirse acciones; en suma, autoimponerse reglas y pies forzados. El ejemplo más claro de esto es su famoso ‘Manifiesto Dogma 95’ en el cual, tomando prestado el concepto del manifiesto que utilizaran otras viejas vanguardias cinematográficas y movimientos artísticos, elabora diez mandamientos estrictos que determinan la manera en que se deben hacer las ‘películas Dogma’, especie de seudomovimiento cinematográfico nórdico que él lidera y que incluso otorga certificados de autenticidad a cualquier cineasta de cualquier parte del mundo que esté dispuesto a hacer una película bajo esas reglas. ¿Vanguardia o marketing? Algunos compran la pomada . Otros más sensatos, no.
Afortunadamente, The Five Obstructions no es una película Dogma . Eso sí, lo primero que se advierte es que se trata, como obra fílmica, de un engendro raro. Y esto por sí solo puede prestarse para que muchos eleven el film a categorías elevadas de admiración por el puro hecho de encontrarlo choro . Lo cierto es que en resumidas cuentas se trata de un documental, no en el sentido convencional, pero documental al fin y al cabo. Contiene fragmentos de ficción, pero esas ficciones que se intercalan a las conversaciones entre Lars von Trier y Jørgen Leth pasan a cumplir una función de documentación (el cortometraje original) y representación (las nuevas versiones del cortometraje). Por otra parte, el film se ha promocionado como una comedia inteligente, y también como un ‘juego diabólico’, un juego intelectual de alto nivel entre un cineasta viejo y otro ya no tan joven. Más allá de tanto cartel, la verdad es que la película tiene un poco de todo esto, pero su valor no consiste justamente en su intento de categorización.
En el film, asistimos al desarrollo y concreción de ese juego mayor entre directores de cine, un desafío que el cineasta-discípulo Lars von Trier propone al cineasta-mentor Jørgen Leth: realizar cinco nuevas versiones de su propio cortometraje The Perfect Human filmado en 1967; film adorado por Lars, según declara él mismo en la película. Pues bien, para realizarse, cada una de las cinco nuevas versiones debe estar sometida a ciertas reglas y condiciones que el mismo von Trier impone antojadizamente a Jørgen Leth. He ahí las ‘Cinco Obstrucciones’.
La primera obstrucción obliga a Jørgen Leth a filmar en Cuba, sin construir decorados, y con un requerimiento bastante absurdo: cada plano debe durar 12 fotogramas. La segunda obstrucción exige a Leth filmar en Bombay y a ser él mismo el actor delante de cámara. Otra obstrucción lo obliga a hacer una nueva versión pero en animación digital (con la misma técnica utilizada por Richard Linklater en Waking Life ). Y en la última obstrucción Lars von Trier da un giro, que es lo que le da sentido al film completo, y que tiene que ver con la idea de homenaje y admiración que plantea en esta película el autor de Dogville .
Sobre esto, se agradece el darnos a conocer a Jørgen Leth, un cineasta danés desconocido por estos lados, y el descubrimiento de su cortometraje The Perfect Human , una pequeña joya provista de elegancia, amplio sentido estético y humor fino, que se puede ver completa en los extras de esta edición en DVD editada por la cada vez más interesante Koch Lorber Films {1] .
En The Five Obstructions el juego cobra vida y funciona, por la sincera empatía entre Lars y Jørgen, porque cada nuevo reto resulta sabroso en términos cinematográficos, pero sobre todo porque contra todo pronóstico cada nueva versión que Jørgen Leth logra hacer de The Perfect Human resulta más virtuosa, lúcida y vigente, sin perder el espíritu del original.
Cuando Lars von Trier propone a Jørgen Leth realizar su tercera obstrucción sin reglas ni exigencias, éste reclama que prefiere ‘tener algo de dónde agarrarse’ ya que la libertad creativa absoluta lo complica. Sin embargo, logra hacer su ‘obstrucción’ de manera notable. Jørgen Leth termina demostrando que, a pesar de la reticencia, puede conseguir trabajar bien con libertad creativa, en cambio, Lars von Trier necesita imponer e imponerse reglas, imponer ‘su’ sistema. Si esto perteneciera a una metodología personal de trabajo y quedara en el ámbito privado, no sería tan discutible (a fin de cuentas casi todos necesitan estructurarse para crear), pero Lars von Trier necesita siempre publicitar esas reglas, como un plus extra fílmico disfrazado de audacia creativa, que le ha servido para vender bien sus productos fílmicos, algunos notables, otros al menos interesantes.
El intento declarado en la película de hacer una especie de terapia, de desenmascarar al ‘(im)perfecto humano’ -al verdadero humano- tras el hombre Jørgen Leth puede sonar soberbio, pero parece sincero y cobra sentido en tanto toda la estructura de la película parece destinada a ese fin. Por eso, si se estima necesario, es el espectador quien debe discernir en qué sentido opera la manipulación de Lars von Trier, pues, calculado o no, premeditado o no, el egolatrismo y el intento de lucimiento del famoso cineasta danés terminan siendo sobrepasados por la modestia y el talento silencioso de Jørgen Leth. Bien.
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Título: De Fem Bemspænd
Director: Jørgen Leth y Lars von Trier
País: Dinamarca / Suiza / Bélgica / Francia
Año: 2003
Maldonado, C. (2005). The Five Obstructions , laFuga, 1. [Fecha de consulta: 2024-10-15] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/the-five-obstructions/186