El ojo mecánico

Cine político y comunidad en América Latina

Por Iván Pinto Veas

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Crítico de cine, investigador y docente. Doctor en Estudios Latinoamericanos (Universidad de Chile). Licenciado en Estética de la Universidad Católica y de Cine y televisión Universidad ARCIS, con estudios de Comunicación y Cultura (UBA, Buenos Aires). Editor del sitio http://lafuga.cl, especializado en cine contemporáneo. Director http://elagentecine.cl, sitio de crítica de cine y festivales.


Ir a Entrevista co Carlos Ossa. Autor de "El ojo mecánico. Cine político y comunidad en América Latina"
 
 

Para quienes venimos siguiendo el recorrido teórico y ensayístico de Carlos Ossa, intuíamos que el cine empezaba a ser un objeto que se entroncaba con muchas de sus preocupaciones y ocupación docente. Entre los ejes que han sido trabajados por Ossa se encuentran los medios de comunicación, los estudios culturales y la crítica poscolonial, y con una fuerte presencia los últimos años, la problemática visual, temas vinculados con la fotografía, el cine y la construcción cultural de la mirada.

El libro El ojo mecánico es fruto y punto de llegada de varias preocupaciones cruciales, algunas ya advertidas en ese hermoso ensayo La semejanza perdida (Metales pesados, 2009), a entender, la cuestión del Narrador (la pregunta por su función, su lugar en tensión con la estética y la comunicación), la comunidad política (construcción de comunidad, posibilidad política de la narración) y la imagen (giro visual, mediatización). De aquí, el eje central del libro, el lugar del cine latinoamericano en la construcción de una iconocidad política, en la pregunta incesante que no termina por ceder a los esencialismos identitarios, políticos o incluso culturalistas.

El cine de la década del sesenta latinoamericano, a los ojos y reflexiones de Carlos Ossa, se vuelve aquí un objeto donde las cuestiones centrales vinculadas a un doble vector de la representación (imagen y política), pasan a ser un lugar no solo de aplicación teórica, si no, sobre todo, un lugar donde se pondrán a dirimir tensiones, evaluar itinerancias, conjugar problemáticas, largamente procesadas. Hay algo de recargado en el estilo de Ossa, un espacio de escritura que en la tradición del ensayismo latinoamericano, no cede a la argumentación retórica ni al formalismo académico, si no implora a un lector que sea capaz de discernir, retener, materializar las dimensiones de un conflicto que siempre re –aparece sin que ello se resuelva. ¿Dialéctica negativa? ¿Especulación ilustrada? ¿Estilo tardío? Ninguna de ellas: el gesto escritural obliga a instalarnos en la posición de un compromiso temporal donde la cuestión general de la catástrofe instala la posibilidad de un gesto, una escritura o en el caso de su objeto de estudio, una imagen.

Porque aquí, en última instancia, se trata de un gesto de equiparación, de restitución…es eso lo que no deja de estar en la pregunta más soterrada por el lugar del cine en la historia social, y si nos ponemos Benjaminianos, por aquello que podríamos denominar vía Elizabeth Collingwood-Selby el hilo (crono) fotográfico de la Historia.

Visto así, el libro de Ossa es investigación académica, pero es también intervención en un determinado campo de discusión, una intervención que es también disconformidad acerca de cómo se ha establecido el debate (sobre todo en la lectura del cine del período y el estado actual del cine), así también, una asociación y cruce singular solo fruto de interrogantes y preguntas que en todos los niveles son genuinas y sintomáticas, para desde ahí, utilizar esas herramientas que son también puentes: los debates de la filosofía contemporánea sobre la comunidad (vía Nancy, vía Esposito), la crítica a los regímenes escópicos modernos (Crary), o los estudios de cine (Velleggia- Getino, etc.), herramientas de una caja que es utilizada con peso, sentido, interrogación crítica a lo largo del libro.

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Tengo la impresión que los debates, preguntas, discusiones planteados por Carlos Ossa en su apasionante libro quedaran por largo tiempo dando vueltas alrededor de su objeto, esperando a ser retomadas o re-articuladas de un nuevo modo para una posteridad donde la posibilidad de salir de un campo disciplinar es crucial. Hay una apuesta que es excesiva, porque toda apuesta en definitiva lo es, que es tanto asociar como resquebrajar por vía del estilo lo que haya de adormecido en torno a la lectura. Quedan formuladas grietas, preguntas, hilvanaciones, que proponemos no solo necesarias o relevantes, si no, ante todo, incisivas para la configuración estética y semántica del cine político de la década del sesenta, ampliando a su vez las implicancias entre el cine y sus vínculos críticos con lo social. De todo ello, esperamos poder seguir teniendo noticias.

 

 
Como citar:
Pinto Veas, I. (2014). El ojo mecánico, laFuga, 16. [Fecha de consulta: 2024-04-20] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/el-ojo-mecanico/720