Nelly Richard:

"La izquierda tiene que tomarse el tiempo de reflexionar sobre la temporalidad estratégica de los cambios"

Por Iván Pinto Veas

Biografía +

Crítico de cine, investigador y docente. Doctor en Estudios Latinoamericanos (Universidad de Chile). Licenciado en Estética de la Universidad Católica y de Cine y televisión Universidad ARCIS, con estudios de Comunicación y Cultura (UBA, Buenos Aires). Editor del sitio http://lafuga.cl, especializado en cine contemporáneo. Director http://elagentecine.cl, sitio de crítica de cine y festivales.


 
 

La extensa trayectoria de Nelly Richard casi no necesita presentación en Chile. Con 40 años de actividad, su trabajo se ha movido permanentemente entre la crítica, la curaduría, el activismo y la gestión de espacios colectivos de reflexión, siempre desde una mirada aguda que toma herramientas del pensamiento filosófico contemporáneo, el feminismo y la crítica de arte. Fundadora de la importante Revista de crítica cultural (1990-2008), es autora de  varios libros considerados “clave” para el arte y la cultura en Chile, podemos contar entre ellos: Márgenes e instituciones. Arte en Chile desde 1973 (1986; Metales Pesados: 2006), La insubordinación de los signos (Cuarto Propio: 1994), Residuos y metáforas: ensayos de crítica cultural sobre el Chile de la transición (Cuarto Propio: 1998), Fracturas de la memoria. Arte y pensamiento crítico (2007: Siglo XXI), Arte y política (2005-2015) (Metales Pesados: 2018). El año 2024 fue un año bastante productivo para nuestra entrevistada, habiendo recibido el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdoba, además de publicar el libro Tiempos y modos. Política, crítica y estética (Planeta, 2024). A propósito de este último libro- una especie de revisión de los sucesos acontecidos en Chile entre estallido social, proceso constituyente y pandemia- y algunas polémicas derivadas, tenemos el gusto de poder presentar esta conversación distendida desarrollada a lo largo de algunas semanas, donde, además nos dimos el gusto de comentar algunos documentales sobre el estallido social. 

Del estallido social a las luchas por la memoria

Muchas gracias Nelly por aceptar este espacio de conversación, para mí personalmente es muy importante, y muy importante poder aprovechar esta oportunidad para pensar ciertos problemas. Muy a propósito de tu reciente libro Tiempos y modos. Política, crítica y estética (Planeta, 2024), pero también de temas que cruzas en tu trabajo de forma más amplia. Particularmente en el libro, desde las primeras páginas, está impresa la actitud de buscar un lugar para una crítica de izquierda que está incómoda buscando su lugar de enunciación, particularmente luego del estallido social del 2019, evitando cierto triunfalismo épico, pero también, luego del plebiscito de salida del 2022, evitando cierto derrotismo. Y esto último pareciera estar inscrito en el ADN del discurso de izquierda de la post-dictadura. Bueno, quisiera partir por ahí, el motor, el lugar incómodo….

NR: Muchas gracias a ti, Iván, por la invitación a conversar en la revista laFuga, un medio tan relevante aquí sobre teoría del cine y la cultura.  Me gustaría partir diciendo que mi libro se inscribe en el registro del ensayo, es decir, en  un registro de  interpretación subjetiva,  que se aleja de los marcos del saber explicativo que va en búsqueda de certezas.  Desde la “crítica cultural”, trato de darle forma a un ensayismo  que le da libre curso a lo fluctuante de la relación entre contingencia, subjetividad y escritura. Cuando digo “crítica cultural”, me refiero a un tipo de aproximación a lo político y lo social que extrae buena parte de sus conceptos, figuras  y operaciones del repertorio de la estética en tanto modulación de lo sensible. Tal como lo he venido haciendo en libros anteriores, trabajo con fragmentos, escenas y subescenas, siempre atenta, espero, a la relación entre lenguaje, discurso, imágenes y  representación. Me interesan  los procedimientos del corte  y  montaje que cuestionan la idea de una imagen unificada, sintetizable,  totalizable, sin fisuras ni grietas.  Me interesa más los entrecruces de tramas aparentemente menores que las visiones apoteósicas  que, por ejemplo, se impusieron en ciertas lecturas sublimadas de la revuelta de octubre 2019. De ahí la incomodidad que generó mi libro entre varios interlocutores míos que valoro mucho pero con los cuales  tengo desacuerdos sobre cómo abordar lo político,  porque  le doy una  importancia más específica a los enmarques y desmarques de la crítica  que a lo filosófico-trascendental del  acontecimiento.   

Queda súper claro lo que planteas, y queda clara la operación en el fondo y el método ensayístico como opción. Pero vuelvo a la pregunta inicial por el lugar de enunciación, el “no-lugar” de una crítica de izquierda en esa búsqueda. Una posición muy difícil de sostener, en escenas escriturales, por un lado, atacadas por un bloque de derecha, pero a la vez, la cuestión es también al interior de la izquierda y de los proyectos intelectuales y escriturales al interior de ese espacio.

NR.  Para el aniversario de la revuelta,  a nivel de la esfera pública,  los discursos mediáticos instalados por la derecha y la ultraderecha usaron la descalificación del “anti-octubrismo” para condenar a la revuelta como mero  “estallido delictual” y hacer que su quebrantamiento del orden fuese  castigado por el paradigma represivo y policial de la seguridad. Por el lado de lo que podríamos llamar una sociología progresista, varios autores reconocen que las demandas de octubre 2019  se justificaban al reclamar contra la desigualdad económica del neoliberalismo y reconocen, también,  que estas demandas de la revuelta siguen  pendientes debido al fracaso de los dos procesos constituyentes. Pero el sociologismo progresista busca conjurar la mezcla de exceso y violencia de la ruptura del orden exacerbada por la revuelta, instalando una mirada equilibrada  mediante un tipo de  análisis que “discipline”. Uso la palabra “disciplinar” tanto en el sen