Proyecto fantasma es el segundo largometraje del director y productor Roberto Doveris, el cual se compone a partir de una serie de momentos cotidianos que otorgan acceso a un fragmento en la vida de Pablo (Juan Cano), un joven actor homosexual de Ñuñoa acechado por la crisis afectiva, la inestabilidad laboral y la frustración vocacional. El filme, de la mano de una visión de las disidencias sexuales conformada desde la autorrepresentación, combina códigos del humor, y a ratos, del horror, para pintar un retrato de la crisis “millenial” y su amenaza latente y espectral que cuelga sobre la cabeza de sus personajes.
Incapaz de hacer despegar su carrera como actor de cine, Pablo (Juan Cano) se encuentra obligado a ejercer como paciente en simulaciones médicas y, posteriormente, como actor en terapias holísticas. A la vez, mantiene una relación de estrecha amistad con su ex (NoEstoyCreici), un exitoso Youtuber a quien no ha logrado superar. El primer punto de quiebre se produce cuando su compañero de departamento lo abandona sin pagar los últimos dos meses de arriendo, dejándolo a cargo de sus plantas; de su perra, Susan; y de un viejo chaleco poseído. A medida que la trama transcurre, la frustración de Pablo crece y la actividad paranormal se hace más intensa; y no es hasta que abandona la evasión y se abre a ver al fantasma que su vida vuelve a ponerse en movimiento.
El trabajo que Doveris realiza mediante el uso de narrativas diluidas le permite explorar los pliegues de la cotidianeidad; aquellos momentos que revelan nuestro carácter al exponer nuestra relación mundana con el entorno. Este tipo de narrativas suelen ir acompañadas del esfuerzo por desligarse de un conflicto central autoritario que monopolice el relato, optando en cambio por mostrar las piezas de una historia que invita al espectador a armar la imagen completa, de acuerdo con su propia sensibilidad. El carácter fragmentario de Proyecto fantasma puede identificarse desde su concepción. Durante el conversatorio posterior a su exhibición en la 29.ª edición del FicValdivia, Doveris cuenta como el film, un proyecto personal e inspirado en él y sus más cercanos, va tomando forma en sus momentos libres. Avanzando en la redacción del guion entre distintas producciones y trabajando con amigues tanto en el equipo técnico como en el elenco es que logra una producción que sabe aprovechar sus recursos dentro de un presupuesto reducido, y cuya fuerza se encuentra principalmente en la composición de diálogos sugerentes y naturalistas, el trabajo de espacios y vínculos entre sus personajes, y en la entrañable interpretación de Juan Cano como Pablo.
De esta forma, quizás uno de los elementos más importantes para el visionado de Proyecto fantasma corresponde al de la autorrepresentación, tanto de la disidencia sexual como de la identidad contrahegemónica. Así, la visión de homosexualidad presente en el filme no está construida desde una mirada externa, y mucho menos desde un lugar de romantización configurado desde la imagen-deseo, inherentemente masculina, o desde una moral castigadora que censure el desvío a la norma, sino en base a la misma experiencia queer y su expresión desde lo social y lo íntimo en un contexto cotidiano. Lo anterior se traduce en una producción que demuestra una visión multidimensional y matizada de Pablo, de su entorno, y de la comunidad LGBTQ+, y que deja de representar a la disidencia como un espacio meramente configurado desde la oposición a la hegemonía, marcado por la subalteridad al sujeto hegemónico. En su lugar, se abstiene de asumir a un espectador cis-hetero, posicionando al entorno queer como punto de partida y perspectiva para la lectura del signo fílmico.
La representación de la crisis personal y la manifestación de los cambios internos son un gran desafío en el cine de personajes. Las circunstancias que cambian, que producen el paso a un nuevo estado o etapa del sujeto, ocurren de manera abstracta y deben ser representadas por algun otro medio que permita el acceso al público de la película. La presencia del fantasma en el film, encarnado en el dispositivo de un viejo chaleco cálido y hogareño que Pablo hereda de su anterior roomie, es quizás una de las figuras más evocativas en el relato. A la vez que este nos remite a una imagen que podría resultar familiar para cualquier miembro de la audiencia, cumple también el rol de llevar hacia una superficie legible los cambios internos de Pablo y de articular las líneas narrativas entre los distintos personajes. El chaleco, que se reúsa a ser colgado, adopta una energía acechante y encarna una especie de confort que mantiene al personaje cómodo en su frustración. Así, el fantasma parece remitir a la evasión ante la crisis, al hundimiento nostálgico de la derrota que nos exime de toda toma activa de decisiones y nos inserta en una inercia devastadora.
No es hasta que Pablo abandona la negación y abraza al fantasma, en un encuentro sexual que más tiene que ver con el descubrimiento y la recepción que con el impulso de dominación patriarcal, es que la ansiedad frente esta crisis se disipa, y su vida vuelve a estar en movimiento: sale en una cita con alguien nuevo, consigue una compañera de departamento y logra un papel coprotagónico en una película junto a su ídola. Ahora exhortado de su peso, el chaleco adquiere otro significado: el del éxito personal de Pablo; y el fantasma, liberado del soporte material, se desplaza hacia una nueva víctima a quien acechar. De esta forma, la figura del fantasma propuesta por la película se encuentra en su dimensión más romántica, como la expresión de un pesar, mientras que logra darle un giro moderno al posicionarlo en un contexto millenial, abarcando la espiritualidad desde su concepción más New Wave.
Así, Proyecto fantasma es un filme que se vale de la simpleza y el trabajo sugerente de diálogos, aparentemente mundanos, para realzar la tragedia y el humor en la vida cotidiana de sus personajes. Esta se compone por una corriente de momentos cotidianos que evidencian el tejido de vínculos entre Pablo, sus cercanos, y los espacios que este transita, a la vez que recoge elementos heredados del novísimo cine chileno, situando su narrativa desde la periferia de un gran conflicto central en aras de una exploración de la interioridad de Pablo, su protagonista, y de la red de vínculos afectivos y sociales que se teje a su alrededor durante el transcurso del relato. De esta forma, Doveris crea el espacio propicio para hacernos reflexionar con nuestras propias ideas respecto de lo que significa la estabilidad y el éxito en el contexto actual, que se encuentra en constante reconfiguración frente a la crisis de los antiguos modelos de vida y el debilitamiento de la naturalización de la hegemonía sexual.
Echeverría, M. (2023). Proyecto fantasma, laFuga, 27. [Fecha de consulta: 2024-10-10] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/proyecto-fantasma/1170