Enmarcado en el foco país invitado Argentina, Andrés Nazarala (Programador FICVIÑA) conversó durante el pasado FICVIÑA con el destacado director Raúl Perrone, quien ha desarrollado una prolífica filmografía desde los años 90 siempre en una línea estética independiente de cualquier otro referente o tendencia del cine. Raúl construye universos fímicos únicos, con una sorprendente continuidad (un film por año) y cada cierto tiempo transforma sus elementos visuales. En FICVIÑA 2021 se presentó “S4D3” en el foco Miradas contemporáneas y la conversación giró en torno a este filme y sus procesos creativos.
Andrés Nazarala: Hola, bienvenidos a este cine-foro de FicViña en su edición número 33. Estamos acá en un renovado Teatro Municipal de Viña del Mar, es un gusto estar acá. El país invitado de este año es Argentina y para la ocasión armamos un foco que se llama “Miradas contemporáneas”. Y, por supuesto, nuestro invitado de ahora no podía faltar en esta programación. Debo confesar que soy muy cercano a él, colaboré en algunas películas suyas, es un gran amigo de este festival. El 2015 ganó el premio del jurado y muchas de sus películas han estado en la programación. Lo consideramos un buen amigo de la casa. En la pandemia, mientras nosotros engordábamos y nos deprimíamos, él estrenó tres películas. La primera es 4lgunxs pibxs (2020) que es una película armada con un material que encontró en un disco duro. La segunda película es 4tro v3int3 (2020) que es una película que dirigió a distancia, desde su casa, dirigiendo a un par de chicos con indicaciones para que se graben con sus celulares. Y ahora nos sorprende, sin previo aviso, con esta película que se llama S4d3 (2021), que es una maravilla. Tuvo su estreno en el Festival Ecrã, festival de cine experimental de Brasil. Ahora tenemos la suerte de contar con ella.
Hay un par de cosas que me gustaría destacar de este invitado que podrían servir para conocerlo mejor. Él fue dibujante en los años 80, hay un libro de él sobre los Rolling Stones que se vende muy caro en eBay, por ejemplo, es una reliquia. En los 90 empezó a estrenar sus películas en funciones de trasnoche en el Cine Lorca de Buenos Aires. Esas funciones fueron un fenómeno que formaron a muchos directores independientes. Le gusta mucho filmar a músicos: Charly García, Andrés Calamaro, Adrián Dargelos de Babasónicos, Iván Noble, entre muchos otros que han actuado en sus películas. Lleva más de 20 años haciendo un taller en Ituzaingó, la ciudad donde ha hecho casi el 100% de sus películas. Fue conductor de un programa de televisión de entrevistas que se encuentra por ahí en YouTube. Alguna vez dijo: “Cannes me chupa un huevo”, me gustaría destacar esa frase. Y, por último es que tiene tantas películas que ni siquiera él sabe cuántas ha hecho, ni siquiera él puede llevar la cuenta de sus películas. Así que quiero presentar al gran Raúl Perrone. Hola, Raúl.
Raúl Perrone: Hola, ¿cómo te va? Bueno, gracias por la presentación, también me considero un amigo de FicViña, aprendí a quererlo a través tuyo. Espero que la gente mire S4d3, que la pueda disfrutar. Vamos para adelante.
Nazarala: Raúl, nosotros tenemos una comunicación bastante fluida, pero con S4d3 me golpeaste, no sabía que existía. Entonces, te quería pedir un poco de contextualización. ¿Cuándo la filmaste? ¿Por qué decidiste estrenarla y editarla ahora? ¿Cómo fue todo ese proceso?
Perrone: Bueno, S4de se desprende un poco de una película inédita que se llama Sinfonía, que dura dos horas y media. No recuerdo mucho los años, creo que la empecé a principios de 2019, o no, fines de 2018. S4d3 fue material que quedó fuera del montaje final. Como el Festival Ecrã casi todos los años programa una película mía, fue casi editada rápidamente para poder mandarla ahí. Si no, tenía otros planes para la película. Ese es más o menos el contexto. Pero tiene una gran madre que se llama Sinfonía, que espero poder presentar la antes posible
Estoy muy feliz con lo que pasó con S4d3. Sospechosamente, ha tenido una acogida muy halagadora con la crítica. Parece que se va a estrenar en México. Y bueno, son esas cosas que, por suerte, nunca las pienso ni pensaré, las cosas transcurren porque tienen que transcurrir. Ese es el contexto de S4d3.
Nazarala: Para quienes no han podido verla, es de esas películas que podemos considerar como experiencias sensoriales, visuales. Te quería preguntar, Raúl, ¿qué te interesó de este decadentismo del Marqués de Sade? Un personaje que ha sido retratado en el cine un par de veces, pero creo que nunca de esta forma.
Perrone: Bueno, precisamente, no de esta forma porque no hay un solo texto de Sade. A mí lo que más me gustó de Sade, espero que no se tomé como una cosa de soberbia, lo único que me gustó fue el título, para poder jugar con las letras. En esta película que te cuento, Sinfonía, está todo ese mundo, toda la época esa del libertinaje, de los excesos, pero no mostrándolo de la manera en que la gente cree que lo va a encontrar. En todas mis películas trato, en lo posible, de obviar lo obvio y no caer en lugares comunes.
Alguien por ahí escribió que en S4d3 está todo el erotismo presente, pero no se muestra ni siquiera un muslo. De alguna manera, es un poco jugado eso, porque la gente cree que va a encontrar otra cosa, más perversa y más sádica. Quizás hasta la debería tener. Pero preferí jugar con la seducción y el erotismo desde otro lugar. Eso ocurre en varias cosas que hago, apunto más a la poesía, a lo sensorial, a jugar con otros elementos con los que me sienta a gusto.
Nazarala: A pesar de eso, una crítica que leí por ahí decía que era la adaptación más fiel al universo de Sade. Creo que algo de eso ahí, juegas con muchos elementos visuales que uno puede vincular a ese mundo. Como dices tú, hay una cosa del deseo y la lujuria, pero de forma bastante decadentista, muy fuerte. Es una película muy bella a la vez, es asombrosa visualmente.
Perrone: Sí, bueno, en la decadencia y en ese tipo de oscuridad yo encuentro belleza. Eso me parece lo hermoso de las imágenes y el sonido, encontrar belleza donde quizás no la hay.
Nazarala: Raúl, yo sé que no es bueno revelar los secretos de las películas, pero es muy asombrosa la locación de la película. Hay una torre Eiffel hecha a escala real, o lo parece al menos. No sé si me puedes dar una pista de qué es ese lugar.
Perrone: Bueno, ese fragmento de la película prácticamente se hizo porque existe eso, escribí eso para poder filmar ahí. Hay un arquitecto en Ituzaingó que es muy especial y hace este tipo de cosas. Él tipo hizo una réplica de la torre Eiffel que está entre las tres mejores del mundo. Está casi a escala real, es una estructura de hierro con un restaurant arriba. Abajo está lo que se ve en la película, hago una especie de homenaje a Abbey Road de los Beatles. Es un lugar muy bello que la gente va a visitar y que él me cedió muy gentilmente para filmar ahí. Como te digo, al saber de ella pensé todo eso directamente para filmar ahí.
Nazarala: Me parece también que la película ofrece, quizás, la mejor actuación de Gastón Pauls, sin decir una palabra. Hay un trabajo muy interesante con los gestos y los rostros, algo que siempre haz hecho. También hay otro Marqués de Sade que es Gustavo Marzo, otro actor muy querido por ti, que lamentablemente falleció hace un par de meses. ¿Qué me puedes decir de estos dos actores de métodos tan distintos que logras juntar en esta película?
Perrone: Bueno, con Gastón nace de un deseo de muchos años de poder hacer algo juntos, nunca llegaba a concretarse porque siempre me manejo con lo que tengo más cerca. Pero bueno, cuando surgió lo de S4d3 nos encontramos por Instagram y le dije, aceptó, y fue muy gratificante. Lo hicimos en algunas horas lo que está ahí.
Y bueno, con Gustavo, que fue su último trabajo, conmigo al menos. Habíamos trabajado mucho, está en Cínicos (2017), en Expiación (2018) y otras cosas más. Es un actor tremendo que compone un personaje de una locura sublime para la película. Es realmente brillante. Son dos contracaras muy fuertes y muy interesantes. Lo que apuntas de Gastón también lo hablaron otros medios, para muchos fue la gran actuación de él. Para mí es un halago.
Es lo que siempre digo. A veces, actores con los que se tiene temor, la gente, no yo, por estar encasillados en alguna cosa, siempre hay oportunidades de que puedan hacer otra. Sin mediar una sola palabra. Hay gente que ha llegado a decir: “Cómo está presente el Marqués de Sade, etc” y en realidad no hay un solo parlamento que lo nombre. Está mal que yo lo diga, pero todos esos susurros de poemas que hay en la película ni siquiera son de Marqués de Sade, son de Emily Dickinson y otros autores. Pero bueno, viste cómo es la gente. Sé de un crítico que antes de ver la película se leyó dos libros del Marqués de Sade. No hace falta loco, no te va a servir para nada.
Nazarala: Raúl, ¿te interesa el Marqués de Sade? Digo, ¿eres lector de Sade? ¿Tienes algún tema particular?
Perrone: No. No lo leí nunca a Sade, no me interesa para nada. Lo que me interesa es la época, el libertinaje, la libertad que había, la ropa, a mí mueve mucho la estética. Si Sade fuera de ahora quizás no me interesaría para nada.
Nazarala: También encontré otros cruces con estéticas de los ochenta, una cosa medio new wave. Pero bueno, es una observación personal.
Perrone: Sí, puede ser, de la manera en que lo abarco puede ser también eso.
Nazarala: Raúl, también hablé que se trataba de una experiencia sensorial, ahora se habla mucho de tecnologías inmersivas y esas cosas. Esta es una película inmersiva, uno puede meterse en ese mundo, no solo desde lo visual. ¿Cómo trabajaste el sonido en esta película? ¿Y cómo lo haces en general? Sé que te obsesiona mucho el tema del sonido.
Perrone: Bueno, al hablar en particular de esta película debo hablar también en general. Hace muchos años que vengo trabajando el sonido de la misma manera en que trabajo las imágenes. Desde hace bastante tiempo que vengo pensando películas sin hablar, siento que me estoy manejando muy bien al transmitir cosas sin palabras. Me parece que el sonido, en ese sentido, que no remarca, sino que fluye y acompaña, me parece mucho más sugestivo e interesante.
Yo creo que si S4d3 tuviera parlamentos, a mí en lo personal no me moviliza. Me moviliza que la gente viaje y se meta en ese viaje, en ese sueño, de alguna manera, y pueda estar en un estado de hipnosis. Suena bastante pretencioso eso, pero cuando empecé a recibir las críticas todos hablaban mucho de eso. Es muy bello que te digan eso. Con el sonido soy tan obsesivo como con la imagen, no separo una cosa de la otra, tienen la misma importancia para mí.
Nazarala: Esto puede ser una infidencia, pero Raúl, cada vez que tiene un día de rodaje, se va a su casa, donde lo vemos ahora, y se pone a editar hasta muy tarde en la noche. Tienes ese método de ir buscando la película después de cada rodaje.
Perrone: Sí, es como vos decís. Ayer lo hablaba con una gente de México, es una manera de trabajar que me gusta y también me garantiza estar en estado de alerta con lo que estoy haciendo. Es el momento en el que encuentro la película. Cada vez me siento más músico que directo de cine, es una especie de jazz lo que hago últimamente. No es una improvisación, al llegar a tu casa con lo poco que se grabó durante un día y no ponerse a revisar el material es una locura atroz. No podés tener en la cabeza todo lo que se hizo y recordarlo, tienes que estar anotando los archivos.
A mí eso ya no me ocurre hace años, no puedo hacerlo, pierdo el estado de concentración. Entonces, lo que hago es bajar automáticamente el material a la computadora y ponerme a trabajar. Pareciera que es algo que no se puede hacer, pero se puede hacer. Trabajar lo filmado en la línea de tiempo, donde edito, empiezo a armar la película, lo que tenía en la cabeza, que a la vez también se fue modificando. Es un método extraño de editar, pero ahí voy encontrando la película. Como sabés, también filmo muy pocos días. Lo que conté recién, lo de Gastón Pauls, todo ese fragmento de la película, está hecho en cuatro o cinco horas. Después estoy con ese material casi cinco meses. Filmo de manera prolija, pero rápida, concentrada. Gastón incluso dijo: “¿Cuándo tengo que volver?”. Y no, ya está. Es algo muy raro, pero es la única forma que conozco para poder trabajar.
Nazarala: Esto es un reclamo personal que también puede ser de interés general. Raúl hace muchas películas, más de las que conocemos públicamente, y muchas de ellas no las termina. Yo participé en dos de ellas que todavía no se estrenan, así que aprovecho de preguntar. En el fondo, me interesa saber cómo decides qué películas ven la luz. ¿Qué pasa con las otras? ¿Quedan guardadas o te interesa también estrenarlas?
Perrone: Me interesa. Quizás yo voy demasiado rápido o quizás es demasiado lento estrenarlas. Mi cabeza tiene que procesar por qué lo decido. Hasta ahora las decisiones que he tomado siempre han sido fructíferas para mí. Pero reconozco que en cierta gente hay un grado de impaciencia, a mí también me pasaría. Quiero encontrar el momento adecuado para ciertas películas. Con algunas me pasa que no es su tiempo para mostrarlas. Si me preguntas por qué, tampoco lo sé. Si yo fuera “prolijo”, quizás no estaría montando otras seis, si no mostrando otras tres o cuatro de antes. Pero no me parece que fuera el lugar ni el tiempo apropiado para mostrarlas. En algún momento eso va a llegar, yo mismo voy encontrándolo.
La culpa también es un poco de que los festivales son cada vez más inservibles. Cada vez hay más festivales, pero parece que realmente no existen. Más allá de lo que pienso de Cannes, que ya te lo comenté a vos, ayer también hablaba con estos pibes, ¿hubo festival de Cannes? Yo ni me enteré. Si lo hubo, se le dio muy poca pelota. Hay tantos, tantísimos festivales y la mayoría apunta a lo comercial, no van a las películas radicales o independientes, las películas que quieren contar otra cosa. Eso festivales que nos protegían o nos daban un espacio hoy prefieren dar una película de Francella o Darín. O ni siquiera eso.
Nazarala: ¿Te parece por ahí que el streaming con sus narrativas más convencionales pudo tener un efecto en contra del cine no narrativo o más inquieto que tú y otros realizadores hacen?
Perrone: Yo creo que el streaming no ayuda a nadie. La imbecilidad general termina mirando Netflix. Me da la sensación de que el streaming tuvo un momento cumbre por culpa de este bicho que todavía no puedo creer, parece una película de Netflix. Reemplazaron a los cantantes, los teatros, los divos de Instagram, todo eso se cayó, desapareció. Todo eso volvió a una pequeña normalidad. El otro día hablaba con un amigo muy cinéfilo, colaborador mío de algunas cosas, que me dice: “Estoy acá acostado viendo una película por el celular”. Hace un mes que no le hablo, no sé si le voy a volver a hablar. Me parece un asesinato.
Me parece que tengo que tener cuidado. Te veo ahí sentado y te envidio. Ojalá todo el mundo vuelva a ver una película como debe verse. En un cine, en silencio, concentrado. Eso me recuerda a mi niñez cuando me escapaba a ver películas, era una especie de monasterio para mí. Me parece que los festivales por streaming pasan completamente desapercibidos. Hay que volver a la presencialidad, aunque sea con 20 personas como se debe ver. Los festival están, para mí, en una profunda crisis. También con la cantidad de películas que se están haciendo que después no tienen espacio para verse, está saturado. En un cine arte, una semana al Gaumont y después desaparecen. Punto.
Nazarala: Raúl, a pesar de estas limitaciones que trajo el bicho, el hecho de poder hacer películas y estrenar es una forma ejemplar de combatir estas circunstancias. Pero hay una pasión tuya que me imagino está detenida, no lo sé, que es la docencia. Hace más de 20 años que haces un taller que ha formado a muchos cineastas y que tiene un método bastante personal. Es bien distinto a cualquier taller de cine que se pueda tomar. Te quería preguntar si volviste a los taller, y si no, ¿cómo lidias con la frustración de no poder enseñarle a otros?
Perrone: No, no he vuelto, sería un suicidio. El taller tiene casi 120 personas todos los años, sería muy injusto hacer un taller para 15 o para 20. Veremos, hace poco tuve una reunión sobre eso. Cuando mejoren las circunstancias, a lo mejor haré uno al aire libre, juntando a quienes quedaron seleccionados para hacer una jornada de taller. Ya en marzo, si dios quiere, poder volver, ver cómo se puede volver. Quizás con menos gente, pero es muy difícil, son talleres muy concurridos. Si estuviese acostumbrado a estar con 20 o 25 personas, seguramente ya lo hubiera hecho. Pero no con la cantidad de gente que manejo en un espacio reducido.
Además, vos lo conocés, tienen que tocarse, tienen que maquillarse, vestirse. No es un taller teórico, es un taller de práctica. Se hacen dos cortos en vivo, se ha hecho en esos espacios desde una selva a una estación de trenes. Después se debate y un montón de cosas. Es un taller que sale de lo común. Tampoco pude hacerlo virtualmente, no me gusta. Me presto a este tipo de charlas, y no con todos, si no con gente que respeto y quiero, pero trato de aparece lo menos posible. Pero dar un taller con cincuenta ventanitas que te están mirando, que se dispersan. Lo fuerte del taller es que trabajan no que escuchan a un tipo hablar. Es un taller de hacer, de estar en movimiento, de crear. Se volvió muy difícil.
Nazarala: Claro, es un taller imposible de hacer online. En cada clase se hacen dos cortometrajes, en el momento, y los estudiantes tienen que hacer todo, producir, escribir los guiones, es un trabajo grupal siempre, físico, presencial.
Raúl, estos foros los ven mucho estudiantes de cine. En tu trabajo como docente, ¿cuáles te parecen que son los grandes pecados y las grandes virtudes de la gente joven que entra con el sueño de dedicarse al cine?
Perrone: Yo creo que lo que he notado a lo largo de los años es la poca pasión que tiene la gente, digamos. Eso es algo que yo no les puedo dar. Lo he dicho en muchas charlas, inclusive cuando los entrevisto para el taller, que es casi como un concierto de rock donde vienen 300 personas y después tengo que elegir. Pero hay mucha gente que no tiene pasión. Algunos vienen por cholulismo, otros por conocer, a ver como es el loco este. Otros vienen porque realmente lo quieren hacer, quieren hacer algo. Hay de todo un poco. Imagínate que en 120 personas hay 120 cabezas distintas. Entonces, a lo largo del año, después ni los conozco, es mucha gente. Estamos todo el tiempo trabajando, no tengo el tiempo que tienen los alumnos en los grupos que se juntan y charlan, se conocen. Si voy a un bar y vienen 50 conmigo, quizás ahí conozca a alguna un poco más. Pero en general no sé qué hacen o en qué trabajan.
Los que tienen interés de verdad son los que se acercan, algunos con pudor o miedo. Ahí sé un poco de sus ganas y sus cosas. Pero noto mucho eso, no hay pasión, no hay locura, no están esas ganas que tenía yo a los 20 años de comerme el mundo. Comerme el mundo con el 1% de lo que hay ahora. Ir a la capital, proyectar para ver una película, salir de ahí, volver al otro día para poder verla, etc. Hoy tienen todo, tienen las cámaras, los celulares, tienen las plataformas. Y como tienen todo… El que tiene la pileta, ya no la usa. Si no la tuviera, buscaría la del vecino. Siempre fue así. ¿Por qué es así? No lo sé.
Nazarala: ¿Cómo era eso en tu época? Cuando te acercaste al Lorca a mostrar las películas. No sé cómo lo hacías con las cámaras. Sé que improvisabas mucho, en la película con Andrés Calamaro, entiendo, fue un arrojo medio improvisado. ¿Cómo ves toda esa época? ¿Qué tan fácil era hacer cine en ese entonces?
Perrone: No, hacer cine nunca fue fácil. Creo que ahora es fácil. En los 90 no era nada fácil porque, precisamente, los que me apodaban Quijote, el loco y eso, si no hacías 35mm eras un bicho raro, eras un tipo que no hacías películas. De hecho, Ángeles (1992), que fue un mediometraje anterior a Labios de churrasco (1994) que ganó el Festival de Montevideo, hecho con una Hi-8, en El Amante no quería escribir de ella porque no era una película en 35. Después alguien escribió sobre la película y eso le costó su salida de El Amante.
Ahí empezó toda esta cosa de mis películas demás. Pero estrenar una película como lo hice en el Lorca con un VHS, en aquel momento era un delirio. En ese momento había hambre. Los pibes que colmaban a las 12 de la noche las salas del Lorca, 300 pibes, que si fueran hoy sería casi como una película de Lynch. No por el contexto de la pandemia, hablo de antes. Ahora la gente dice: “La pandemia, la pandemia”. Cuando no estaba la pandemia iban 40 personas a ver las películas. Siempre estamos en la misma, extrañamos las cosas cuando ya no las tenemos. Cuando las tenemos, no las vemos.
Pero en ese momento había hambre de cine. Quienes iban a ver mis películas eran estudiantes de cine que querían hacer cine. No habían referentes para ver cine. Yo me sentaba en el bar del frente y te dabas cuenta de que iban con el Suplemento Sí! de Clarín o con Página 12, los pibes jóvenes, con su bolsito, con su barbita y anteojos, y yo decía: “Este pibe viene a ver mi película”. Llenaban las salas de cines. Graciadió (1997), para que te hagas una idea, la vieron más de 5.000 pibes en 2 meses. Si ahora vieran mis películas 5.000 pibes, yo creo que me emborracho una semana.
Nazarala: Me da la impresión que esa pasión, en esa época, se expandía también a otro ámbito. Había una escena musical interesante, más subterránea. Estaba Tom Lupo, este locutor de culto que actuó en tus películas. Me da la impresión, aunque no estuve ahí, lamentablemente, pero leí un poco y entiendo que fue una época muy efervescente en Buenos Aires.
Perrone: Sí, fue una gran época los 90 porque ahí empezó este llamado del nuevo cine independiente que antes no existía. Revistas de cine como Haciendo cine, La Vereda de Enfrente. Había una cosa cultural de mucha efervescencia en la música, el teatro, la escritura. Yo lo conocía de antes, pero empezó a tener mucho renombre Raymond Carver, el realismo sucio y demás. Fue una década muy bella los 90. Ahí empezó mucho de lo que vino después.
Nazarala: Este año Argentina es el país invitado del festival. Te quiero preguntar con que cineastas argentinos, pueden ser muertos también, sientes afinidad. Pienso en Favio, quizás. O en vivos como Edgardo Cozarinsky o Alejandro Agresti.
Perrone: Bueno, con Alejandro nos tenemos un gran respeto. Nos vimos en una sola oportunidad, en el estreno de Zapada (2002), creo. Pero, por lo que sé, es uno de los pocos que respeta, digamos, es un tipo bastante olvidado, que es muy bueno. Tengo un gran respeto por él y él por mi cine. Pero el único que admiro así como director es Favio. Después no tengo contacto con directores de cine, ni creo que nunca lo tuve. Cuando era dibujante también escapaba a la asociación de dibujantes, nunca fui amigo de nada. No creo en esas cosas, son reuniones que no sirven para nada, en lo personal no me interesan.
Nazarala: ¿Cómo haces cuando vas a BAFICI? ¿Presentas la película y te devuelves?
Perrone: Sí, después no voy más. Si pudiera evitarlo también lo evitaría, pero entonces me pregunto para qué hago las películas. Y entonces entraría en un delirio místico y quizás hasta dejo de filmar. Pero no, no aguanto los festivales. No los festivales, la gente que va a los festivales, la gente que va a los festivales. No se habla de cine sino de otras cosas, de plata. Entonces voy al estreno, aprovecho de dormir todo el día, y a las otras pasadas va mi productor o gente de mi confianza. Aún sabiendo que las entradas están agotadas, pero ese grado de exposición prefiero pasarlo una sola vez. En esas horas que estoy ahí ya puedo saber quienes son quienes van, quienes no van. Y generalmente no voy a ver películas, no tiene mucho que ver mi presencia ahí en el festival. Para estar choluleando, no me interesa para nada.
Nazarala: Vale decir que nosotros llevamos años tratando de convencer a Raúl de que venga a FicViña. En un momento siento que casi lo logramos, estuvimos cerca, pero no vamos a renunciar a esa misión.Raúl, para ir terminando, te quería preguntar qué se viene ahora, si se puede adelantar. Si se vienen esas dos películas en las que colaboré el 2018 u otras cosas que nos puedas contar que si vienen ahora. Ya sea rodaje o estrenos.
Perrone: Bueno, esas que nombras, precisamente, todavía no. Pero hay algunas de las que voy a mostrar que tienen música tuya, así que de alguna manera vas a estar presente. No sé, no sé todavía, yo también dudo. Estuve en Mar del Plata, me llamaron por S4d3, por supuesto, que se las mandé, pero también les mandé Pr1nc3sa (2021), que es una película japonesa, vuelvo de alguna manera a Japón. También, posiblemente, este año vuelva al BAFICI, están entre dos películas que tengo hechas. La primera es Sinfonía y la otra se llama Sean eternxs (2022), que no sé si llegaste a verla. Creo que está por ahí, vamos a averiguar. También empecé a filmar, con dos o tres personas, con mucho cuidado, siguiendo un poco el camino de lo que hice con Favula (2014), Samuray-s (2015), volviendo a la magia del croma. En lo artificial encuentro algo muy interesante, me permite hacer cosas que, de alguna manera, con las nuevas tecnologías, estoy más preparado para hacerlas. Ya no te das cuenta qué puede tener croma y qué no. Puedo hacerlo desde mi casa o en otro lugar con dos o tres personas. Estoy haciendo una película de los años 50, época de los melodramas de Douglas Sirk, John M. Stahl, tipos que me gustaban mucho.Estuve muy entretenido con eso, es algo que también había hecho en los 90 en una miniserie que se llamó No seas cruel (1996). Eran capítulos en homenaje a las series que yo veía en Canal 11 cuando era un pibe. Está dedicado un poco eso, películas de autos de los años 50. Ahora estoy bastante entusiasmado con eso.
Nazarala: Perfecto. Raúl, siempre es un agrado charlar contigo. Espero que nos veamos pronto, que la pandemia lo permita. No sé si tienes alguna invitación al público de Viña, algunas palabras finales.
Perrone: Bueno, no puedo invitarlos porque ni sé cuando va la película, pero sería interesante que cuando se sepan las fechas que la gente, estuvimos hablando de los streamings recién… ¿ustedes van a hacer algo presencial o no?
Nazarala: Sí, algunas funciones.
Perrone: Bueno, ojalá que la gente concurra, en la medida en que se pueda. La sana costumbre de volver al cine, y que también se concurra a lo del streaming. Siempre está ese despiste, yo creo que muchas cosas pasan porque la gente no lee nada. Estás todo el tiempo poniendo información y la gente no lo lee. La información es tan rápida, es todo tan efímero que a veces todo desgasta. Pero bueno, ojalá que esté todo bien. Ojalá no desestimen la idea de que algún día pueda ir. Si voy en auto podría aprovechar para filmar una película en el camino, eso me tiene entusiasmado. Capaz que cuando menos te lo esperes ya esté en Chile.
Nazarala: Eso estaría buenísimo, una road movie y la estrenamos acá.
Perrone: Claro, la hacemos en el camino y llego justo para presentarlo en FicViña.
Nazarala: Perfecto. Quedó grabado, Raúl, así que después no puedes echarte atrás.
Perrone: No, claro, quedó grabado para siempre. Cuando se levante la pandemia haremos lo posible por estar ahí.
Nazarala: Bueno, no perdemos las esperanzas. Bueno, Raúl, muchas gracias. Un abrazo.
Perrone: Igualmente. Es un placer, te mando un gran abrazo. Ojalá que estén bien dentro de poco. Suerte con tu película también. Un gran abrazo a todo Chile. Ojalá que un día realmente pueda ir, hacer un taller, una retrospectiva, trataremos de hacer algo. Un gran abrazo a todos y gracias, como siempre.
Nazarala: Bueno, Raúl, muchas gracias. A ustedes mucha gracias por estar en este cine foro en el marco de la edición número 33 del Festival Internacional del Cine de Viña del Mar. Hasta pronto.
Nazarala, A. (2022). Raúl Perrone, laFuga, 26. [Fecha de consulta: 2024-10-05] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/raul-perrone/1120