Travesías por el cine chileno y latinoamericano

Por Álvaro García Mateluna

Biografía +
Álvaro García Mateluna. Licenciado en letras hispánicas por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente, cursa el magíster en Teoría e historia del arte, en la Universidad de Chile. Junto a Ximena Vergara e Iván Pinto coeditó el libro "Suban el volumen: 13 ensayos sobre cine y rock" (Calabaza del Diablo, 2016). Editor adjunto del sitio web de crítica de cine http://elagentecine.cl.

 
 

Se trata del segundo volumen publicado por la Cineteca Nacional de Santiago, en el marco de su IV Encuentro Internacional de Investigación sobre cine Chileno y Latinoamericano y, a diferencia del libro lanzado el 2013, la presente selección de textos amplía el horizonte de autores, antes restringido únicamente a nivel nacional. La muestra incluye por tanto a investigadores de Argentina, México y Brasil (aunque estos dos últimos países representados por solo un autor) que, junto a la mayoría chilena, componen los 20 textos rescatados para publicarse, del total de cincuenta y cuatro ponencias presentadas en el Centro Cultural de La Moneda durante las jornadas de ese año.

En el vocablo con que parte el título, Travesías, podemos encontrar un eco Barthesiano que invita a mirar el conjunto de escritos con un sesgo algo más sutil que el propuesto por la editora Mónica Villarroel y el director de la Cineteca Ignacio Aliaga. La delimitación, búsqueda y productividad del cine dentro de un espacio y tiempo latinoamericanos, su historia, imaginarios, técnicas y problemáticas también conllevan la posibilidad de recorridos, viajes y peripecias en un territorio propio del texto-cine. Uno con fronteras débiles, borrosas, que invitan a atravesar en sentido horizontal y vertical, la diseminación de sentidos que reconocen como patria no a pueblos o Estados, sino momentos y enunciaciones contemporáneas, miradas al pasado, rastreos en archivos y colecciones institucionales, cruces con otras artes o con expresiones folklóricas y científicas, etc. En definitiva, poéticas y estéticas diversas que acaban por connotar cierto estado del arte que toma en cuenta al cine como una composición en redes, descentrada y visceral, más que como un aparato inmanente y compartimentado que excluya las conexiones que la imaginación o el saber descabellado puedan intentar.

De todas formas, el volumen aparece presentado en cuatro partes o “travesías”: Identidades y focos al sujeto, estéticas y tránsitos transdisciplinarios, el patrimonio cinematográfico, y el cine de dictadura y posdictadura. Con esa disposición, algo aleatoria como cualquier otra, se agrupan textos que escapan a tal ordenamiento, y con esto recalco el sentido abierto que les permite dialogar no solo dentro del espacio del libro, sino además con otros textos de la “biblioteca-cine”. Ya que es mucho menester resumir cada uno de los veinte textos, me remito a destacar tan solo uno de cada apartado.

En el primero, sobre representaciones de identidad y sujetos, Marcas de genero nos manuais de cinematografia e na prática do cinema mexicano da idade de ouro de Marina Calvacanti se refiere a la prescripción del estilo y modo de producción clásico mexicano sobre la fotografía y la luz al momento de poner en escena la forma “correcta” de la figura femenina. La investigadora brasilera destaca que en filmes mexicanos de autores como Emilio Fernández, la representación de la mujer difiere de la hollywoodense del mismo período, dadas notables diferencias culturales. Así mismo las formas establecidas por los manuales son reconvertidas por las prácticas particulares de cada película. De tal manera, una plausible discusión de fondo de esta investigación es la riqueza operativa de las contradicciones y oposiciones que propuestas industriales foráneas suponen al modelo inmanente propuesto por Bordwell, Staiger y Thompson en su canónica obra El Cine Clásico de Hollywood.

Del segundo capítulo, eje dedicado a estudios transdisciplinarios, destaco el aporte de Antonia Girardi Cartografías de luz. Retóricas de la espacialización de la subjetividad en el documental chileno contemporáneo. Apuntes sobre El otro día y Kawase-san. Largo título, que más que centrarse en los documentales de Ignacio Agüero y Cristián Leighton, repasa cierta noción de mapa y cartografía, rastreable desde los viejos recados y “mapas audibles” de Gabriela Mistral hasta propuestas actuales como MAFI. Lo viejo y lo nuevo, junto con lo imaginario y lo subjetivo componen territorios de luz y sonido que son posibles únicamente desde y por el cine (en diferentes soportes), formas tanto narrativas, como del yo y del paisaje, travesías que de Chris Marker y Joris Ivens en adelante son parte representativa de una tendencia notable al momento de conjugar vanguardismo y creación de individualidad, formas amplias para circunscribir archivo, memoria y ensayo.

En la tercera parte, sobre el patrimonio, Paulina Alfaro, Tania García y Jéssica Toledo resumen su investigación Creación audiovisual y cine en la Universidad Técnica del Estado. Un proyecto de 1970 a 1981 acerca del proyecto trunco que contaba con un canal de televisión, una cineteca y una escuela de cine, nacido bajo el impulso epocal del nuevo cine chileno y la UP, pero que resultó trunco y fue desmembrándose luego del golpe de estado. El reciente descubrimiento de archivos perdidos en dependencias de la actual USACH dieron pie a la investigación, sintomática del retorno que el pasado vivencial, institucional y productivo de los años 60 y 70 ha marcado en nuestra historia reciente y que no deja de agotarse y demostrar aristas sorpresivas.

Sobre el pasado dicatorial y posdictadura en Chile y Argentina vuelven dos textos en cierta forma complementarios, pertenecientes a la última sección del libro: Las ficciones alegórico-metafóricas realizadas en Argentina y Chile entre 1973 y 1990 de Ana Laura Lusnich y Tecnologías de lo real. Un primer acercamiento a los usos del vídeo en el documental chileno y argentino en la década de los ochenta de Paola Margulis. Interesante que dos investigadoras trasandinas opten por un estudio comparado entre ficción y documental, cine y vídeo y las posibilidades que cada operativo audiovisual rindió en situaciones paralelas y diferenciales, como son fueron los procesos entre las dictaduras militares y su paso a la democracia en ambos países. Las estrategias, modos y resultados en la práctica relatados por ambas autoras (por ej: el mayor uso del vídeo en y por el contexto de los años ochenta chilenos en contraste con lo ocurrido en Argentina) reinciden en la necesidad de aproximarse a (y de escribir de una vez por todas) la historia de las técnicas, y sus peculiares discursividades audiovisuales en Latinoamérica, como a una historia heterogénea a los que un ojo forastero puede prestar mayor perspicacia que uno enteramente nacional.

En definitiva, con mayor o menor acierto, los textos compilados en Travesías por el cine chileno y latinoamericano permiten un vistazo a investigaciones acabadas o en curso, enfrentar diversas escrituras o modos escriturales de enfrentar determinado objeto y, entre otros aspectos, sopesar principalmente el estado de la investigación sobre cine en Chile. Acá sin duda sobresale la amplitud de temas, enfoques y posibilidades que en la actualidad exhibe el campo de estudios cinematográficos de nuestro país. Ante ese panorama que admiramos con beneplácito, podemos aventurar que subyace la promesa de que las pequeñas muestras (por lo general los textos no exceden las 10 páginas) de estas Travesías sean parte o posibiliten otras de mayor envergadura y profundidad para sus autores y para los investigadores que seguro se irán sumando en Chile y latinoamérica.

 

 
Como citar:
García M., Á. (2014). Travesías por el cine chileno y latinoamericano, laFuga, 16. [Fecha de consulta: 2024-04-25] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/travesias-por-el-cine-chileno-y-latinoamericano/700