Una gramática de la melancolía cinematográfica

La modernidad y el no duelo en cierto cine chileno contemporáneo

Por Sebastián González Itier

Biografía +

Profesor Asistente de la Universidad de los Andes. Doctor en Estudios de Cine de la Universidad de Edimburgo (Escocia), gracias al programa de Becas Chile Doctorado en el extranjero. Es investigador responsable del proyecto FONDECYT de Iniciación nº11230366 “Festivales de cine en Chile: formación del canon y cultura cinematográfica en Chile”. Se adjudicó el Proyecto FAI 2022 “FICValdivia y su impacto en la cultura fílmica en Chile”. Es cocreador y coinvestigador del sitio web www.festivalesdecine.cl y parte del comité editorial de El Agente Cine.


Autor: Antonella Estévez Año: 2017 País: Chile Editorial: Ediciones Radio Universidad de Chile

 
 

El último libro de Antonella Estévez viene a reactivar una discusión sobre el cine chileno contemporáneo que fue bastante activa a principios de esta década. Su propuesta no es nueva, sino que viene a retomar una idea que Estévez ya había propuesto en un artículo publicado en el dossier de cine y política en Chile de la revista Aisthesis en 2010. Si bien su título puede sonar un tanto ambicioso, el libro de Estévez es un meticuloso trabajo teórico que va en busca de las fuentes de una suerte de melancolía presente en el cine chileno desde mediados de la década del 2000. Si bien la primera sensación es que el libro es algo atemporal, principalmente porque el cuerpo de películas analizados cubre hasta el año 2013, el texto en general va construyendo una mirada hacia el pasado, buscando los elementos claves que sustentan esta melancolía en el presente del cine chileno.

Adentrándose en el contenido del libro, Estévez desarrolla una interesante búsqueda por una definición de la melancolía. De los cinco capítulos, tres están dedicados a esta misión. El primer capítulo abre el diálogo sobre que entendemos por melancolía hoy en día. Por una parte, existe una concepción histórica de la melancolía, desde sus orígenes hipocráticos hasta una evolución en el uso del término durante la Edad Media y el renacimiento. En este recorrido nos encontramos con las primeras señales del individualismo moderno, dándole énfasis a la experiencia personal e íntima del sufrimiento y tristeza (Clair 1999, 80).  Por otro lado, existe la inevitable definición freudiana y post freudiana de la melancolía. Freud define la melancolía como una pérdida: de amor propio, de amor al otro, de interés por el mundo exterior, y de un objeto inconsciente (Freud 1948, 132-133). El final del capítulo realiza una interesante relación entre el proceso modernizador de mediados del siglo XIX y la consolidación de un mundo capitalista provocó que las estructuras que sostenían la vida intima de los individuos se volviera frágil, fría y angustiada.

Por otra parte, y quizás lo más original del libro, es la búsqueda por una definición y una causa de esta melancolía en el cine chileno. Este fue uno de los puntos centrales del artículo de Estévez Dolores políticos: reacciones cinematográficas. Resistencias melancólicas en el cine chileno contemporáneo (2010), donde la melancolía es entendida como una suerte de resistencia política más que una estructura de narración como en este libro. Este capítulo plantea que la melancolía en Chile se alimenta de dos fuentes principales: por una parte, es un proceso que se conecta con el individualismo de las grandes ciudades contemporáneas, pero, por otra parte, y es la clave de todo el libro, esta melancolía tiene como fuente principal el duelo no resuelto de una generación que creció durante las políticas neoliberales y de reconciliación de los gobiernos de la transición chilena (Estévez 2017, 28). Estévez toma la decisión de abordar esta generación desde lo que ella denomina un “no-duelo” y lo conecta así con la versión freudiana de melancolía como un objeto intangible. Lo que se perdió, no es solamente la multitud de gente asesinada, sino que también la justicia y verdad.

El tercer capítulo del libro intenta un acercamiento a las películas desde la teoría. Estévez plantea una relación entre la melancolía y el neobarroco, entendiendo que la esencia del Barroco es la representación. En este sentido, el capítulo propone que la representación de este tipo de cine chileno esta situado en la superficie, o en la forma. Es, según Estévez, el montaje, la fotografía, la escala de plano, entre otros, las que construyen la melancolía por la que vagabundean los personajes del cine chileno. El cuarto capítulo se conecta con el anterior, ahondando en el contexto de este joven cine chileno. Estévez aborda los cambios a nivel de producción y el financiamiento en el que se sitúan estas películas. Pero el punto central es la búsqueda de los referentes de estos cineastas, los cuales Estévez los ubica en el neorrealismo italiano y la nueva ola francesa.

El quinto capítulo viene a recoger lo expuesto en los cuatro anteriores, haciendo referencia directa a la construcción de la melancolía en el cine chileno contemporáneo. Uno de los ejes de esta “construcción melancólica” es, según Estévez, la búsqueda de historias íntimas, un guion pensado para dos o tres personajes que se oponen en general al cine clásico hollywoodense. Otro eje es el tiempo, el cual se usa para representar un cotidiano, los tiempos muertos en nuestra vida normal que ahora vemos proyectados en el cine y actuados por un actor. La melancolía se construye a través de esta cotidianeidad y tiempos que les permiten a sus personajes pensar y actuar en un tiempo “más real”, que exagera la subjetividad de ellos mismos y por lo mismo se puede sentir por momentos, desconectada de su contexto político, social y temporal.

Si bien el libro no logra establecer una gramática propiamente tal, Estévez logra un desarrollo bastante completo y profundo sobre las fuentes de la melancolía en el cine chileno de los últimos años. Sin embargo, hace falta una mayor vinculación del libro con teorías más globales que abordan la melancolía desde distintas perspectivas. Relevante es la teoría de “Slow Cinema” o cine contemplativo que desarrolla Mathew Flanagan. Para Flanagan, la “Estética de lo lento” se entiende como una disolución del conflicto central en múltiples y pequeños conflictos, privilegiando la vida cotidiana e intima de los personajes a través del uso de planos largos y contemplativos (Flanagan 2008). Junto con esto, está el trabajo de Jack Draper sobre Saudade en el Cine Brasilero (2017). Draper dialoga con el concepto de “discursos emocionales” desarrollado por Raymond Williams, el que considera clave para entender las generaciones de una nación en un tiempo o época determinada (Draper 2017: 6). En ese sentido, la melancolía que presenta Estévez podría entenderse como un fenómeno más global, expandiendo los referentes de esta nueva generación a cineastas más contemporáneos, como el cine asiático, latinoamericano y europeo, que se adscriben a una cierta melancolía cinematográfica.

 

Bibliografía citada

 

Cavallo, A. y Maza, G. (2011) El novísimo cine chileno. Santiago de Chile: UQBAR.

 

Clair, J. (1999) Malinconia. Madrid: Visor.

 

Draper, J. (2017) Saudade in Brazilian Cinema. Bristol: Intellect.

 

Estévez, A. (2010) Dolores políticos: reacciones cinematográficas. Resistencias melancólicas en el cine chileno contemporáneo. En: Aisthesis 47 (2010). PP 15-32.

 

_________ (2017) Una Gramática de la Melancolía Cinematográfica: La modernidad y el no duelo en cierto cine chileno contemporáneo. Santiago de Chile: Ediciones Radio Universidad de Chile.

 

Flanagan, M. (2008). 16:9 in English: Towards an Aesthetic of Slow in Contemporary Cinema. In Filmtidsskrift, 6(26).

 

Freud, S. (1948) Duelo y Melancolía. En Garma, A. (Ed) Psicoanálisis de la Melancolía. Buenos Aires: Asociación Psicoanalítica Argentina.

 

 

 
Como citar:
González Itier, S. (2018). Una gramática de la melancolía cinematográfica, laFuga, 21. [Fecha de consulta: 2024-04-18] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/una-gramatica-de-la-melancolia-cinematografica/891