La masificación del cine en Chile en el período comprendido entre 1907 y 1932, es un libro que plantea un estudio riguroso y bastante completo sobre una época histórica poco abordada por los comentaristas, teóricos y estudiosos del cine. El análisis que plantea Jorge Iturriaga –su autor– pretende, de este modo, dar una mirada crítica a la versión institucionalizada sobre la etapa descrita. Para tal objetivo, entonces, Iturriaga plantea un análisis enfocado en historizar el proceso del cine silente experimentado en el país, para de aquella forma, dar una lectura basada en datos, documentos y archivos que bien lo pueden hermanar dentro de la tradición clásica en la cual la historiografía ha desarrollado su explicación, elemento que suponemos ha sido heredado de su formación como historiador.
No obstante lo anterior, podemos observar un marcado interés por desestructurar el relato hegemónico de la tradición historiográfica desde dos líneas argumentativas. Una primera, se estructura a raíz de la intención de desarticular y desmitificar, bajo una reflexión crítica, el carácter progresivo del discurso historiográfico. Esto quiere decir, que existe en el libro un gran interés por otorgar el estadio de proceso histórico a la aventura comercial del cine silente en Chile. Con ello, el autor instala una racionalización que descentra la linealidad del discurso histórico clásico, ya que no observa en el período 1907-1932 solamente una suerte de pre-historia, como si este espacio de tiempo fuese nada más que una preparación conducente a una situación definitiva, ligada a la llegada del cine sonoro. Por el contrario, estructura un punto de vista que plantea el lapso estudiado bajo el carácter de dispositivo, es decir, como un proceso complejo que entremezcle distintos discursos de variables relacionadas entre sí y una red de vinculaciones provenientes del entramado social. Esta idea quiere decir, que se entiende el proceso cinematográfico como un elemento más del complejo de la trama política, ideológica, económica e histórica que conforman la organización social ligada al discurso de la modernidad. Por otro lado, una segunda, estará incluida en la intención y el objeto de estudio del autor: ver en el cine un fenómeno capaz de dar una explicación acerca de la sociedad y del fenómeno de masas desde un punto de vista histórico que vaya más allá de la tradicional relación cine-industria. En este sentido, el texto plantea una mirada bastante interesante sobre un fenómeno poco abordado por el relato histórico y también por las monografías dedicadas al cine, ya que, creemos, el autor configura su discurso desde las teorías y consideraciones que la historiografía contemporánea ha dedicado a las reflexiones cinematográficas. Entendiendo, de esta manera, que por historia no debe considerarse sólo lo acontecido de forma empírica, sino también aquello imaginado, narrado o representado.
Desde esta perspectiva, sin embargo, es importante señalar que el libro reseñado, no tiene la intención de estructurar un relato acerca de la producción cinematográfica local o un comentario acerca de los filmes proyectados, ni tampoco realizar un estudio de las retoricas allí expuestas. Por el contrario, su intención es más bien reflejar y analizar el impacto del cinematógrafo en los distintos departamentos que conforman la sociedad moderna. Planteando el concepto de conflicto, entonces, el autor intentará demostrar la construcción de una cultura de masas, a través de la incipiente figura del espectador cinematográfico. Este último tendrá un papel de preponderancia en la estructura argumental del relato que el libro estructura, ya que en él se conformará la construcción de una cultura plebeya a la que hace alusión el título del texto. A raíz de lo anterior, es importante señalar que, Jorge Iturriaga se ha dedicado de manera sistemática al análisis de dispositivos culturales bajo la noción de masa. Este concepto, por lo tanto, será el encargado de deslegitimar ciertas visiones institucionalizadas acerca de este proceso.
De este modo, podemos decir que, si para Theodor W. Adorno y Hanns Eisler a finales de los años cuarenta “la noción de cultura de masas no suponía un arte que tiene su origen en las masas y que se elevaba a partir de ellas” (Adorno & Eisler, 1973, p.13). Para Iturriaga, esta idea conformaría una visión jerarquizante y mistificadora, planteamiento que se convertirá en el objeto a cuestionar en este libro. Ello se debe, principalmente a que, para el autor chileno, esta visión minimiza o derechamente no contempla los roles o intereses de los diversos actores políticos, sociales y económicos –no patronales– que intervienen en cualquier proceso histórico. Debido a lo anterior, entonces, podemos sostener que hay un marcado interés por parte del autor por estructurar un relato crítico que vea en los monumentos históricos no tradicionales –en este caso el cine– una oportunidad de explicación sociocultural y socio-histórica que observe en la industria fílmica un hecho capaz de realizar una fractura en la configuración de las relaciones políticas y sociales que se pueden estructurar desde la incipiente influencia del cine sobre la masa de la primera mitad del siglo XX. En este sentido, el autor es enfático en señalar que la base obrera estará íntimamente ligada al crecimiento y desarrollo del cinematógrafo, habilitándose de esta manera, gran cantidad de salas en barrios populares e incluso ubicados en los márgenes de las grandes ciudades. Así pues, al tiempo que el biógrafo crea una masa de espectadores, esta última será la encargada de generar la red de relaciones simbióticas entre lo visionado y la influencia social, política e histórica que genera el novedoso invento científico.
Estructuralmente el libro está divido en cuatro capítulos, una introducción, un epilogo y un apartado con gráficos, planos de la ubicación de los cinematógrafos e imágenes de personalidades, salas y afiches que se comentan a lo largo del texto. Un aspecto bastante interesante guarda relación con la división interna de los cuatro capítulos que conforman este libro, podemos decir que, cada uno de ellos configura un período de fractura dentro de la historia del cine desde una perspectiva socio-histórica. Estos son, la apertura de la primera sala de cine regular en 1907 y la configuración de un campo semántico, político e ideológico frente a la irrupción de un novedoso aparataje técnico que se incrusta en la cotidianeidad de la vida social chilena. Desde esta perspectiva, destaca la opinión ideológica de la triada derecha, centro e izquierda respecto a la nueva atracción y el campo de significaciones acerca de la postura que cada uno de estos proyectos políticos tomó frente al biógrafo.
Por otro lado, la fractura de la primera guerra mundial y la crisis externa e interna que dicho conflicto genera en los modos de producción, consumo y abastecimiento cinematográfico, crisis que se extiende en la etapa comprendida entre 1914 y 1918. El tercer capítulo estructura, por lo tanto, el reacomodo, resurgimiento y crecimiento de la industria fílmica dentro de Chile. Luego del fin de la guerra llegarán nuevos modelos de producción y exhibición que tienden a institucionalizarse, bajo la instalación en territorio nacional de las grandes compañías distribuidoras. Una cuarta y definitiva fractura, comprende el período que va entre 1925 y 1932 experiencia marcada por la llegada del cine sonoro y el quiebre definitivo con un tipo de relación entre lo que el autor ha denominado como cultura plebeya y el cinematógrafo. Crisis acrecentada en gran medida, por el cierre de muchas salas ubicadas en sectores populares para ser habilitadas en las zonas centrales del espacio público.
En definitiva el libro La masificación del cine en Chile, 1907-1932, estructura un relato historiográfico que es respaldado por documentos y archivos de la época, los que trazan una mirada que trasciende la explicación cinematográfica e instala un esfuerzo por comprender la sociedad desde el cine y, al mismo tiempo, al cine a través de lo social, lo político, lo ideológico, lo económico y lo histórico. En el texto, por lo tanto, podemos apreciar los cambios y la evolución que ha tenido el cine, los distribuidores los exhibidores y el público, pero siempre ligado a los cambios, crisis, fracturas, continuidades y deconstrucciones que ha experimentando lo socialmente construido. Entender esto, entonces, es entender que el cine, tanto artefacto, sistema de producción, arte, estética, técnica o retorica es un dispositivo que se articula desde y para la sociedad que lo produce.
Silva, V. (2016). La masificación del cine en Chile, 1907-1932, laFuga, 18. [Fecha de consulta: 2024-12-14] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/la-masificacion-del-cine-en-chile-1907-1932/776