Ante la escasez de literatura en castellano sobre cine realizado por mujeres en América Latina, Locas Mujeres es un libro que se recibe con entusiasmo, con la esperanza de llenar los vacíos de un canon que había tendido, hasta hace poco, a invisibilizar la producción de realizadoras locales. No es extraño que esta contribución venga de manos de Jorge Ruffinelli, académico y cinéfilo que ya desde hace algunos años viene realizando entregas similares que re-imaginan el cine regional bajo el rótulo de ‘130’ (América Latina en 130 películas de 2010 y América Latina en 130 documentales de 2013). La serie está conformada por las compilaciones personales del autor, basadas en su incasable actividad de caza y recolección de películas grandes y pequeñas del continente, y su visionado persistente de -¿casi toda?- la producción regional.
Locas mujeres es una especie de pieza perdida, un ‘debe’ respecto a omisiones previas, que intenta seguir completando un panorama representativo de la producción regional. En la misma línea de las anteriores publicaciones, es un libro-catálogo que permite al lector comenzar a explorar el cine realizado por mujeres latinoamericanas, dando cuenta de su gran diversidad temática y estilística. El texto ofrece un panorama amplio del trabajo de las realizadoras consideradas relevantes por el autor, y se organiza trazándolas cronológicamente mediante la selección de una de sus películas, cuidadosamente fichada y reseñada. El mapeo del libro abarca la mayoría de los países latinoamericanos, incluyendo, por supuesto, realizadoras de México, Argentina, y Brasil, pero también de países de producción más modesta como Chile, Uruguay, Colombia, Venezuela y Perú. Llama la atención, sin embargo, la escasez de obras centroamericanas y la ausencia total en el libro de países como Bolivia, presumiblemente debido a problemas de acceso y a la menor cantidad de producción cinematográfica en estos países, si bien no se da cuenta de estos motivos en el texto.
Cronológicamente, Locas Mujeres incluye películas de directoras que van desde los años treinta en adelante, empezando con La mujer de nadie (Adela Sequeyro, México 1937), aunque a continuación encontramos sólo dos películas de las décadas siguientes y no encontramos ninguna obra realizada en la década de 1960. El foco del libro está en películas de 1990 en adelante (102 películas), la mayoría de ellas después del 2010, terminando en el 2014 con Las Horas Contigo (Catalina Aguilar Mastretta, México). Probablemente esto se deba tanto a la escasez de producciones realizadas por directoras mujeres en períodos anteriores -dadas las condiciones materiales de producción cinematográfica en Latinoamérica- como a la explosión en la producción local de los últimos cinco años. Esta situación, que ciertamente marca el panorama de Locas Mujeres, no se aclara en el texto y habría sido interesante considerarlo para poder comprender mejor la selección y profundizar la lectura de las obras incluidas.
A pesar de lo anterior, la selección del libro resulta bastante exhaustiva y marca un punto de entrada importante para acercarse a la producción de mujeres de la región. Ruffinelli presta justa atención tanto a realizadoras renombradas como a aquéllas más jóvenes o con pequeñas filmografías. Con ello el libro logra ganar en pluralismo y extensión, aún cuando esto se hace en desmedro de la inclusión de otras películas de realizadoras de larga trayectoria, como Lucrecia Martel o Carmen Castillo, cuya propia diversidad quizás merecería mayor atención. Estas características del libro sugieren que Locas Mujeres será de interés sobretodo para los más neófitos, especialmente aquellos cinéfilos e investigadores que recién empiezan a vincularse con este tema y están en busca de un mapa que guíe este proceso. Para aquellos investigadores que buscan discutir con mayor detalle la obra de algunas directoras Latinoamericanas, puede que el texto resulte más problemático: como he mencionado, no está del todo clara la posición del autor con respecto a la organización de los materiales expuestos y aquéllos que fueron deliberadamente excluidos ¿Cuáles fueron los criterios utilizados para relevar algunas películas y relegar otras? ¿Fueron problemas de acceso, de inexistencias, de calidad artística o de ‘representatividad’ de la obra de la autora? Y en este último caso ¿qué implicaría esta representatividad? El libro deja muchas preguntas abiertas, y si bien la selección de Ruffinelli resulta sumamente estimulante e intrigante, quizás el texto se enriquecería más si el autor nos proveyera con más detalle de ese proceso de curatoría.
Locas Mujeres ciertamente no tiene pretensiones teóricas, como el mismo Ruffinelli afirma en el comienzo del texto, sin embargo resulta inevitable pensar en las implicancias que esta selección tiene para la futura investigación sobre el cine regional. Una vez creado este pequeño canon de realizadoras -tanto amable como contestable- es de esperar que empiece a ser leído y discutido en los círculos académicos y cinéfilos. Cumpliría así el rol que, a mi juicio, un libro como éste puede tener para quienes estamos interesados en la visibilización del persistente trabajo de las mujeres en el ámbito cinematográfico de nuestra región.
Peirano, M. (2016). Locas Mujeres, laFuga, 18. [Fecha de consulta: 2024-12-12] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/locas-mujeres/773