Retóricas del cine chileno

Ensayos con el realismo

Por Álvaro García Mateluna

Biografía +
Álvaro García Mateluna. Licenciado en letras hispánicas por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente, cursa el magíster en Teoría e historia del arte, en la Universidad de Chile. Junto a Ximena Vergara e Iván Pinto coeditó el libro "Suban el volumen: 13 ensayos sobre cine y rock" (Calabaza del Diablo, 2016). Editor adjunto del sitio web de crítica de cine http://elagentecine.cl.

Autor: Pablo Corro Año: 2012 País: Chile Editorial: Editorial Cuarto Propio

 
 

El nuevo volumen del académico Pablo Corro, autor, junto a Carola Larraín, Maite Alberdi y Camila Van Diest, de Teorías del cine documental chileno: 1957-1973, dispone en catorce capítulos o ensayos una manera de aproximarse a su objeto de estudio, el cine chileno, en especial aquel de los últimos 40 años, entendida como una praxis discursiva global, esto es, considerando al cine como lenguaje cuya práctica moviliza a todos sus consituyentes: imagen y sonido, el medio audiovisual, articulados tanto en el registro (de cámara, de captación de fuentes sonoras) como en su posterior montaje, considerando diversos soportes posibles (celuloide, video, digital) y, también, relacionando su puesta en contexto, ya sea propio del cine (géneros, modulaciones estéticas, historia) o de ámbitos propios de la historia y la cultura (movimientos sociales, condicionamientos políticos, saberes filosóficos y estéticos). En definitiva, un desglose del aparataje cine (recordemos el término Aparato definido por Jean-Louis Déotte) que va de lo general a lo particular o viceversa, pero teniendo como foco el cine chileno. De entrada Corro asume la pretensión de su texto al invocar el clásico Praxis del cine de Noël Burch y como tal se aplica al inventario de recursos técnicos y sus consiguientes rendimientos estéticos que el cine a procurado. Por lo mismo resulta evidente una falta de pretensión teórica, entendida como especulación de sentido totalizador, resaltando en cambio una aproximación pragmática al cine. En pocas palabras, más un asunto de significantes que de significados. En la tarea asumida destaca, por tanto, el dominio del autor de las bases del lenguaje cinematográfico y su “buen ojo” para encontrar ejemplos aplicados en el acotado corpus que se autoimpone. Esto no quiere decir que en los textos no se encuentren “lecturas” de las películas seleccionadas; si alguna pedagogía se obtiene del volumen es, precisamente, que mediante la atención al uso de tal o cual método o recurso las películas significan y logran ser propuestas para tal o cual exégesis.

Tal determinación impone un ajuste nivelador de los conceptos que sustentan las diversas entradas al recorrido por el cine chileno en las páginas del libro. De fondo se explicita el quiebre o salto epistemológico resultante de la experiencia de la segunda guerra mundial del siglo XX que en el caso del cine emprendió nuevos modelos en su quehacer: la crisis de la imagen-acción, según la nomenclatura de Gilles Deleuze, o la crisis del cine burgués, en términos de Georges Sadoul, que irradió desde la escuela italiana de posguerra hasta nuestros días y en todas partes un nuevo modo de realismo que vendría a contraponerse, o al menos complementar, al estilo clásico-hollywood. Así dadas las cosas, y con los siguientes avatares históricos y culturales mediante, pareciera que en momentos de la irrupción de lo digital y las virtualidades contemporáneas la cuestión del realismo sigue estando al centro de los discursos que producen mundo, que producen la misma realidad que refieren (un solo ejemplo está dado en el contínuo traspaso de la barerra ficción/no ficción). Teniendo esto en cuenta, Corro vincula retórica con realismo, hecho que, al menos desde el surgimiento del estructuralismo, predispone a cierto entendimiento político del mundo, incluso cuando no esté invocado.

La retórica entendida como recurso formal de persuación supone que estas películas se han pensado a sí mismas como representaciones destinadas a una confrontación particular por parte del espectador con lo real circundante. Ya sea en historias de ficción o de documental que escenifican en y con sus recursos expresivos particulares determinado conocimiento acerca de lo histórico en el país, el realismo, entendido en un sentido amplio, no el meramente mimético, pacta el anclaje para el entendimiento del espectador de un referente que le es, o al menos que se desea, atingente. Ese valor del cine en cuanto discurso propuesto para la apelación abarca en el corpus del texto citas esperadas con episodios monumentales de nuestra historia (caso de las películas Violeta se fue a los cielos, Post mortem, La muerte de Pinochet, Las callampas, El diario de Agustín) y también momentos que sin su registro jamás conoceríamos (caso de Kawase-san, Mimbre, Aquí se construye, El corredor, El pejesapo), pero que el autor destaca en su singularidad de propuesta a contrapelo, en esa suerte de contra-historia oficial que el cine asumió luego de la debacle mundial que arriba señalamos. En esta línea Corro se refiere a las “poéticas débiles”, al uso del plano detalle y del fragmento, las acciones marginales, la ausencia de la masa, la propensión al encierro y la clausura, las particularidades del habla, el enriquecimiento del aspecto sonoro frente a cierto emprobrecimiento visual y, entre otros tópicos en el cine chileno, “la estética del hambre”, vía Glauber Rocha.

En un recorrido más o menos cronológico, que va de los años cincuenta a la presente década, los catorce capítulos ahondan esos temas al revisitar directores como Rafael Sánchez, Sergio Bravo, Raúl Ruiz, Silvio Caiozzi, Cristián Sánchez, Ignacio Agüero, Cristian Leighton, Andrés Wood, Jose Luis Sepúlveda, Pablo Larraín, Iván Osnovikoff y Bettina Perut, entre otros, atendiendo a trabajos particulares o trayectorias generales, mientras que en en algunos capítulos tales nombres sirven para ejemplificar aproximaciones problemáticas a los movimientos de cámara, los géneros cinematograficos, las narrativas no aristotélicas y las posibilidades de la pista sonora (en especial la voz y los sonidos de objetos).

Por último, cabe señalar la necesaria disponibilidad que por lo pronto y en el futuro la consulta de este libro permitirá a nuevos autores sumar en el acervo de la investigación de cine en Chile, al hacerle dialogar con otros textos afines, tanto por su textualización del cine chileno, en especial el más reciente, o por tratarse de monografías de autores destacados en el volúmen de Corro: como El novísimo cine chileno, o El cine de Raúl Ruiz. Fantasmas, simulacros y artificios, entre otros.

 

 
Como citar:
García M., Á. (2013). Retóricas del cine chileno, laFuga, 15. [Fecha de consulta: 2024-12-02] Disponible en: http://2016.lafuga.cl/retoricas-del-cine-chileno/621